domingo, 22 de febrero de 2009

La comunidad de los despechados

Foto de Francesca Woodman

Lola cambió la cerradura de la puerta. Pedro canceló la subscripción a la revista Mía. Carmen se compró otro teléfono. Juan se cortó el pelo. Marcelo se bañó en pelotas en Calblanque. Silvia decidió no escuchar nunca más esa canción de moda. Eugenio dejó la ropa que ella le había regalado en un armario sin fondo. Jose rayó todo sus discos. Carlos puso un anuncio en Meetic. Yo me dejé llevar... Distintas respuestas para una misma situación. En mi casa los platos se amontonaron en el fregadero, la ropa en el cesto, la suciedad en las esquinas del pasillo. Y sin embargo, algo había cambiado. Todos lo sabíamos. Al principio nadie dijo nada, pero todos lo sabíamos.

Llegó la hora de dormir y nadie dormía, dos tes, un café, y aquellos ruidos, que hacían nuestros cuerpos al pasar por las estancias próximas al otro lado, nuestros quejidos, nuestra forma de decir esto ha sucedido, aquí ya no esperéis nada, marchaos, la mala sombra está aquí, entre nosotros. Tres días, dijo alguien, tres días y aún no ha pasado nada. Pero pasará, sentenció Lola, pasará.

Ya era tarde, así que se puso punto final a la primera reunión de la comunidad de los despechados. Y seguimos cada uno por nuestro camino, solos, muy solos. Yo me quedé el último, tal vez, porque era mi casa. Al cerrar la puerta con llave por fuera, algo extraño recorrió mis pensamientos. Y la tiré por la alcantarilla. No fuese, pensé, que algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada.

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NOTA

Esta entrada irá sufriendo variaciones en los próximos días. En realidad ya está sucediendo. A veces son pequeñas matizaciones, otras cambios radicales en el argumento. Pido tu complicidad, también tu paciencia. Ah, se aceptan sugerencias.

10 comentarios:

una pez payaso dijo...

Digo yo, si has tirado la llave a la alcantarilla...¿dónde vais a tener la próxima reunión?

Glup!

PD. Igual esta no es la complicidad que buscas, pero puedes indicarme el camino...me encanta esta idea que has tenido
Besos

Anónimo dijo...

Pasaron tres días más, tres meses y hasta dos años. Algo pasó en la comunidad de los despechados. Ya nadie esperaba, la casa quedó vacía y en paz.

Marta Zafrilla dijo...

G. metió las fotos de T. en la pecera. T. tiró los apuntes de estadística de J. por la ventana un día de lluvia. J. envolvió con la bufanda de L. sus primeras entradas de cine. L. prestó sus vídeos X con Y. a su amigo T. que logró así descubrir el punto G de J.

A veces, Antonio, con los cristales rotos se crean nuevos horizontes.

PD: He añadido musiquica a tu Paseo y tu Bienvenida.

María dijo...

Silvia decidió no escuchar más esa canción que le recordaba tiempos pasados, se había vuelto a enamorar. Ahora tenía nuevas canciones en su mente, las que compartía con el amor de su vida.
Y no deseaba recordar los tiempos que le hicieron sufrir. Ahora era feliz.

Tyler Durden dijo...

A la comunidad de los despechados le acompañaba una letanía de suspiros, que hacía las veces de banda sonora. Caminaban con parsimonia, en una procesión que no parecía tener fin, sin ocultar su alma, frágil como el amor, pesada como la tristeza, y portando los fardos de la soledad.

churricos dijo...

.."crsss,crsss(onomatopeya de pisadas sigilosas)".. no pasó ni un minuto y ya habia alguien que volvia, intentando no hacer ruido, pegado a la pared, tratando de camuflarse entre las sombras de la noche para que nadie lo descubriese.. un paso, otro, otro mas.. despacio..se acerca a la esquina que dá a la puerta.. y de pronto.. se para.. y oye.."crsss, crsss,crsss,"..mas pisadas, y mas pisadas y mas pisadas...

Anónimo dijo...

Todos aguardaron con impaciencia el día de San Juan. Amontonaron todos los recuerdos y les prendieron fuego. Bailaron alrededor de la lumbre, desnudos, ebrios, felices, sin complejos.
Non, rien de rien. Non, je ne regrette rien...
Nada, no añoro nada.
Diego.

Granito dijo...

G. juntó fotos y cartas y las metió en una caja de zapatos y dejó la caja junto al resto de cajas de zapatos hasta que la caja no fué más que otra más de las cajas de zapatos que nunca abría. Pues jamás volvía a usar unos zapatos viejos, aunque tampoco los tirara, pues con cada uno de ellos había aprendido un baile nuevo, uno de esos imposibles de describir en una carta o con una foto.
Gran Comunidad de puerta sellada, si los ladrones supieran...

Patxeko dijo...

Añade esto:

A veces pienso que tengo un sendero en la cabeza. Cada día que pasa, me adentro unos metros en un paisaje desconocido en el que, un día, dicho sendero morirá. En ocasiones me doy la vuelta, como ayer, durante las horas que pasamos hablando, y entonces veo lo que he olvidado o lo que me he negado a recordar. A veces tengo la sensación de que, en lugar de recordar las cosas, prentendemos olvidarlas. Quisiera que pudieramos mantener estas conversaciones más a menudo. Al final, los amigos son lo único que nos queda. Tal vez incluso la última fortaleza que hemos de defender.

J.Antº Saura dijo...

Uno de la comunidad miró a su alrededor, ya que hasta ahora solo lo había hecho hacia atrás, y vio que no estaba solo... Habían otros despechados igual que él, aunque fuera por otros motivos; el despecho es el despecho, y en definitiva no importa tanto el que lo marca, sino el como se lleva...
A partir de ese momento esa soledad buscada, se tornó en soledad acompañada por un despecho y otros despechados, que cada vez se le hacían más familiares y por ello cotidianos, perdiendo parte del excesivo protagonismo que antes les había conferido... Y por un momento empezó de nuevo a ver la luz en su camino...