lunes, 24 de diciembre de 2012

Cuento de navidad de Dickens. Primera página de la edición de 1848.
 
Dos cosas o tres. Una de muerte. Ledo Ivo ha muerto. Ya no habrá cuento de navidad para Ledo Ivo. Pero él nos deja el suyo, para quién quiera cogerlo. La primera vez fue en un poema de Juan Carlos Mestre. Juan Carlos Mestre es un poeta. Ledo Ivo también. Los dos han creado un espacio propio para los cuentos de navidad. Muy dickensianos los dos. Este año termina el bicentenario del nacimiento de Charles Dickens, joder, vamos a por los trescientos años de vigencia. En clase hablábamos de Canción de navidad de Dickens y de El Rey Baltasar de Clarín y de El cuento de navidad de O. Henry. No es la navidad una época necesariamente fácil. Lo necesitados que estamos de cuentos de navidad -pensé- aunque no sean de verdad.

Cuentos de navidad hay muchos. El de Paul Auster me gusta especialmente. Ahora lo han publicado exento. Lo cuenta en Smoke. Smoke mola, Paul Auster también. Muy bonito y, como casi todos los libros últimamente, muy caro. También han publicado la poesía de Ledo Ivo en la editorial Vaso Roto. Lo mismo digo. 

Mi cuento de navidad este año es un deseo. El deseo de que todo vaya bien, de que un año más, pese a todo, no perdamos la fe en la condición humana. Dice mi mujer (yo nunca sé cómo llamarla, pero la verdad es que siendo como va a ser la madre de nuestro hijo, debería encontrar un apelativo o mejor un epíteto épico para ella, para la mamma, pero más allá de los nombres lo que sí tengo claro es lo que ella es para mí) que me he vuelto un viejo cascarrabias. Será porque he empezado a alejarme del centro del universo para cederle el paso a los que vienen detrás. 

De momento algo cascarrabias me estoy poniendo mientras intento no con mucho acierto plegar y desplegar el carricoche que nos acaba de traer. Pues eso. Felices fiestas a todos y próspero año nuevo (sin ironías lo digo).

jueves, 6 de diciembre de 2012

La poesía es un acto de amor



 
(Lectura en el ciclo Los Lunes Literarios. 
19 de noviembre de 2012).

Como en una película de Woody Allen siempre me imagino a mis padres llevándome al médico, preocupados, porque el niño lo mira todo raro, no dice cosas coherentes -le comentan al doctor-, ha dejado de hablar en prosa y a veces en ocasiones ni se le entiende, aunque habla con una determinación meridiana. Es el remedo de una escena de Woody Allen, donde aparece de niño, cabizbajo, en el médico porque el mundo se expande, hasta que el facultativo le hace ver que eso es verdad, pero que él está en Brooklyn y que Blooklyn no se expande. Así que aún veo a mis padres sorprendidos cuando, apuntando sus gafas una vez  más con el índice sobre el puente de su nariz, el doctor dictamina que su hijo está enfermo de una extraña y anacrónica dolencia llamada poesía.

Todo en mi vida anda liado con los libros. Desde hace unos diez años, por ejemplo, llevo una lista en la que apunto los libros que leo cada mes de cada año. Así sé que me pasó esto o aquello porque recuerdo que leía Mañana en la batalla piensa en mí de Javier Marías, o Casi una leyenda de Claudio Rodríguez, o intentaba cantar los versos llenos de música que compuso Clara Janés en Kampa para que pudiera entenderla el poeta Vladimir Holan del que había caído en una babel de enamoramiento o recuerdo que me pasó aquello mientras me apabullaba la visión de las dos Alemanias de La Avenida del sol de Thomas Brussig, o me mareaban los cuentos de Kjell Askildsen, o deseaba escribir de nuevo contagiado por la impresionante poesía de Eugenio de Andrade, de Katleen Raine, de Anne Carson, de Olvido García Valdés. Cambié, en un momento de mi vida, que sólo ahora podría datar con un libro, las fechas por las lecturas. Y así me va hasta ahora, siempre más lector que autor, pero con cierto orgullo también por esta casa de palabras donde anidan mis poemas.

En esa casa andan la vida y la lectura a la par. Y se confunden a ratos y se explican la una a la otra y se complementan o discuten y no se encuentran. Es la poesía como un hilván, que a veces une, pero del que sería muy fácil tirar deshaciendo la costura.

Mi relación con la poesía es interrumpida, viene y va, como Perséfone, la portadora de destrucción. Relata Robert Grave cómo su madre, Deméter, pierde la alegría cuando le arrebatan a la joven aún llamada Core. Hades se enamora de Core, y la rapta y se la lleva al Tártaro, un mundo de sombras bajo la tierra. Su madre la busca durante nueve días y nueve noches, sin comer ni beber, llamándola infructuosamente. Oye de madrugada alguien gritando "Violación", "violanción", pero al apresurarse a rescatarla no ha encontrado ni rastro de ella.  Sin embargo, como apunta, en su hermoso libro Averno, la poeta norteamericana Louise Glück, Hades es un dios enamorado -si sirve esto en su defensa-, que desea desposarla, que ha creado un mundo para ella, donde ella pueda ser feliz.

Mientras, Deméter ha secado los campos y los árboles no dan frutos, tal es su ira. Si no devuelves a Core,-le dice Zeus a Hades- estamos todos perdidos. Así que le permiten recuperar a su hija a condición de que no haya probado el alimento de los muertos. Pero lo ha probado, apenas unos granos de una granada del jardín y quizás movida por la alegría de saber que regresaba con su madre, de tal manera que Deméter no tiene más remedio que llegar a un acuerdo en el que su hija Core, con el nombre de Perséfone, deba pasar tres meses al año en compañía de Hades como Reina del Tártaro, y los nueve meses restantes con ella haciendo que los campos florezcan.

Y así ando yo con la poesía, unas veces como esa madre que busca a su hija, que anhela encontrarla, que espera la llegada, que se impacienta cuando intenta escribir y no puede, pero también como el amante que ha aprendido a ser paciente y a leer y a hablar de las cosas con amor a la espera de que un día abra la puerta del pequeño patio y se adentre de nuevo en la casa.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Domingo por la mañana

Renunciar a la libertad es renunciar a la cualidad de hombres, a los derechos de humanidad e incluso a los deberes.

Jean Jacques Rousseau

sábado, 17 de noviembre de 2012

Recital en el ciclo Los Lunes Literarios

El lunes a las 21:30 leeré en el ciclo Los lunes literarios. Será en la cafetería Zalacaín de Murcia.

Más información.


Piazza Erbe

Estábamos allí sentados en la plaza
una tarde frugal y sin embargo azul
y extrañamente lenta de Verona.
Como en una postal, pensé, la tarde,
el paspartú, una manzana.

Esbozo en un cuaderno los detalles
como la mano o el paso de la luz
a través de los puestos del mercado,
donde la voz nerviosa
y la intención venal de los tenderos
encuentra su razón.

Y tú y yo en la mitad de ese mercado,
compañeros de viaje y de la vida,
esperando tan sólo
a encontrarnos de nuevo con la noche.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Juan Carlos Mestre

El otro día, en Albacete, dentro de las actividades del Festival Fractal Poesía, escuché por primera vez a Juan Carlos Mestre con su acordeón.
Estábamos hablando de poesía, leyendo poemas, alguien habló de un premio, de esto y de aquello, todos azorados, nerviosos, amorosos también, hasta que habló Juan Carlos Mestre y se hizo el silencio y ya nadie pudo decir nada que fuera mejor que ese silencio.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Kilimanjaro en El Palmar

 Joaquín en la ascensión al kilimanjaro

No es todo lo que parece, a veces es mucho más y no es que lo que parezca sea poco es que lo que es es más de lo que parece, otra realidad, como si las cosas fueran esto y aquello y lo de más allá y de pronto ya no son planas si no que son poliédricas, tienen centro y a la vez se descentran y se enriquecen y se multiplican, como en un caleidoscopio. 

Pues eso es lo que me pasa a mí con Joaquín, que va y viene y no para y sube y baja y además escribe.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Abbas Kiarostami a tiempo real


 Recuerdo una película de Abbas Kiarostami. Estábamos sentados en el escarpado patio de butacas de la sala dos del antiguo cine Salzillo. Había arrastrado a un grupo de amigos a ver la película. Y aquello se hizo interminable. Yo veía los movimientos de sus piernas, los golpecitos contra el respaldo de la butaca, sus posturas imposibles. Fue a la cuarta o quinta llamada telefónica que recibe el protagonista -que ha ido a un pueblo remoto, creo recordar, a grabar los funerales de una anciana, que por otro lado no termina de morirse-, cuando alguien se levanta y se va posiblemente al baño a fumar, otro dice que hasta aquí hemos llegado, una pareja de entonces me censura con su mirada encendida, en fin. Es verdad que cada llamada de teléfono suponía entre cinco y diez minutos de filmación a tiempo real, veías al protagonista correr hasta el coche, abrir la puerta, acomodarse en el sillón, meter la primera, acelerar, saltar con el primer bache, con el segundo, con el tercero, ves los campos de cereales, escuchas el trigo azorado por la velocidad del todo terreno, las avispas, sientes el polvo diez minutos, cambia de marcha, emprende la última rampa, vuelves a saltar, frena, para el motor, desciende, cierra la puerta, y aún permanece ese alguien al otro lado de la línea, sabedor seguramente de las dificultades para comunicar en este terreno donde no existen ni las antenas de repetición ni las elipsis temporales.

Y no puedo evitarlo. Qué cosa más bella, más singular, más humana.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Disfrazados

Vecinas, mujeres de tu ciudad -reza el anuncio- que quieren hacerte el amor, así sin más, sin saber nada más de ti, de tus gustos, de tus filias, de tus posturas favoritas, y además vestidas de halloween. Más abajo te advierten de que deberías ir a tu supermercado de confianza porque a partir de mañana las calabazas están a mitad de precio, desde ayer a media tarde ya están a mitad de precio. Un tío muy serio, del que ahora no vas a decir el nombre, aparece vestido de drácula junto a su hija quinceañera, los dos han llegado a destiempo a esta estación donde la empatía empieza a ser un punto imposible, eso al menos dice ahora desde la imagen de su perfil. Lleva las gafas ladeadas y se le ve la derrota. Un consejero de la comunidad autónoma donde resides, que mola mogollón, aparece entre dos chicas disfrazadas de vampirelas a la puerta de una biblioteca regional -es un imbécil y ellas dos chicas que anuncian un salón del cómic que nada tiene que ver con halloween- pero la foto mola o no, o lo que sea que puede ser para ese señor. Dos amigos de la infancia aparecen disfrazados de dragqueens -se veía venir y lo aceptas de forma amigable. Pumuky ha vuelto.  un maillot negro hace las veces de disfraz. Dos camareras en una discoteca de moda venden true blood bien fresca. Un amigo escritor que hace dos días decía que se iba a morir ya no se muere pero se ha pintado la cara con una cera blanca y otracera negra, se intuye al menos al ver el resultado.

Una pantalla emergente de pronto te asalta: "Sólo necesitas un disfraz -reza- de lo que sea, el miedo ya lo pone la realidad".


martes, 30 de octubre de 2012

Amada Hermenegilda

Érase una vez un perro que quería escribir la carta de amor más preciosa del mundo para su amada Hermenegilda, que claro, no hace falta decirlo, era una… perra. 

Empezó una tarde calurosa. Se sentó en el patio, con las patas concentradas y la lengua de lado, con toda la atención del mundo en su carta. Quiso decir: “Amada Hermenegilda:” pero le salió: “guaguau guau”. Quiso continuar con una serie de adjetivos que hablaran de la belleza de su pelo, de sus orejas ligeramente caídas, de sus bigotes puntiaguados, de sus patas lanudas, y otra vez le salió: “guaguau, guau, guau”. Así de triste estaba al medio día al ver que no había conseguido terminar su carta que se fue en busca de alguien que pudiera ayudarlo. Y sólo encontró al pato que no entendió nada de lo que había escrito su nuevo amigo. Finalmente sonriendo le pidió lápiz y papel y empezó a escribir: “cua cua cua” Y se encontraron con el pájaro carpintero que escribió con toda su buena voluntad "toc, toc, toc", y el caballo de la granja que añadió un relincho, y el gallo del molino que escribió con una caligrafía primorosa "kikiriquí, kikiriquíiiiii",  cacareando una y otra vez en la cresta de la ola.

Al final el pobre perro dejó a toda aquellos animales que discutían, unos que si “cua”, otros que si “miau”, que si “pio”, que si “muuuu”. Y echó a andar, porque se había dado cuenta de que, tanto ir de aquí para acá, no estaba tan lejos de casa de su amada. Golpeó con su pata la puerta, ella salió, se miraron a los ojos y no hicieron falta palabras esa tarde para saber lo mucho que se querían. 

Y colorín colorado esta carta se ha terminado.

sábado, 20 de octubre de 2012

Facebook contra estrella de levante


Me jode que facebook me recuerde el cumpleaños de mis amigos. Esto crea muy mal rollo, seamos sinceros. Así que desde hace un tiempo lo acepto como un juego. He creado una especie de lotería. Abro mi perfil en esta página y cruzo los dedos. A ver si hoy me escapo. Pero no hay manera. Por más que lo intento siempre aparece alguien sonriendo que cumple años. A mí en realidad eso no me importa, no me importa que la gente cumpla años y que sea feliz, lo de la alusión a la lotería era sólo para despistar, porque lo que me importa de verdad es que con la excusa de que tienes/debes corresponder a esa noticia y escribir unas palabras de felicitación por facebook ni dios se paga unas cervezas.

Para Eva, que sí se pagará unas cervecicas, espero.

martes, 16 de octubre de 2012

La estúpida realidad

¿Qué mierda pasa en este mundo para que sea más importante un concierto de Fito o el despacho de Mou que la huelga convocada por los estudiantes, tres días de parón continuado al inicio de un curso con recortes en las ayudas de libros, en las becas erasmus, con la amenaza de la supresión del programa PROA, con más alumnos por aula, con profesores con más horas lectivas...? 

No nos deja de interesar que las empresas petrolíferas estén ganando el veinte por ciento más desde que se inició la crisis o que Obama pueda o no tumbar a su candidato en el debate siguiente o que el fallo del Premio Planeta lo vuelva a ganar un escritor consagrado y sea finalista un hombre/mujer conocido en los medios, que un tal Mas llegue tarde, siempre llega tarde por lo visto. Eso también parece interesante, pero hoy nos parece menos interesante. 

Y sin embargo en los informativos, da igual la cadena, no se le ha dedicado más que unos segundos, para pasar enseguida a hablar de la Pantoja o de los diez años que han pasado desde el accidente del Prestige -están bien diez años para juzgar algo así-, o de que no se sabe aún dónde pero sí cuándo empezarán las obras del macrocasino de Madrid.

Apenas diez segundos para la huelga, que según datos del ministerio, los únicos por cierto que han dado en las cadenas generalistas, apenas ha tenido repercusión. Yo no sé en otros centros, pero en el mío no han aparecido los alumnos y los que han aparecido por diversos motivos hacían causa común con sus compañeros. Al final uno piensa que, siempre partidario de la no violencia, a lo mejor los mass media simplemente no encuentran la justificación, les parece poca cosa, a lo mejor los haría más felices que alguien propiciara el titular, ya saben, algo jugoso y a ser posible con morbo. 

Y con un poco de suerte esta noche España gana a Francia de goleada o simplemente pierde y entonces ya nos podemos echar las manos a la cabeza porque no se hablará de otra cosa, incluso los alumnos que están de huelga volverán a las aulas, cansados de tanta estúpida realidad.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Un plan redondo

Hoy he visto, previo pago, la cara de mi hijo. Lo más curioso de todo es que nunca me había planteado cómo sería la cara de mi hijo, ni siquiera que yo, tan inútil para todo, pudiera tener un hijo. La bruja me lo ha descrito con exactitud y habría dudado de sus palabras, de sus adjetivos unidos a los sustantivos a los que iban matizando como si no hubiera una única palabra para tanta realidad, de no ser porque yo estaba allí delante, escuchándola palabra por palabra.. Lo hacía no obstante con agrado. Al principio pensaba que era una charlatana más, otra embaucadora que usaba su buena voz y su presencia venerable para sacarme el dinero -últimamente todo el mundo me saca el dinero, y además esta señora lo hacía por adelantado-.pero poco a poco he ido cambiando de opinión. He asistido al milagro de los labios pequeños y sus mofletes redondeados como pequeñas manzanas. Tal ha sido mi credulidad que camino de casa lo he pensado. Y al llegar mi chica ya estaba preparada. Me ha sonreído y nos hemos puesto manos al asunto.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Status quo

Joder, cómo están las calles. Anoche salimos a darnos un paseo. La verdad es que queríamos ir al cine, pero luego decidimos cambiar de planes. Cuando íbamos del barrio de Santa Eulalia, una de las zonas con más movimiento nocturno de Murcia, al café ficciones, nos cruzamos con una decena de furgonetas de la policía. Yo no sabía si después de las imágenes que hemos visto estos días en medios fiables y objetivos -que nadie me diga que eso estaba manipulado- me dio la impresión de que tal vez se trataba de una campaña para lavar su imagen, pero no, allí no había caramelos, ni sonrisas, ni bagatelas del estilo, allí estaba otra vez la cara de la policía represiva, la cara que menos nos gusta a todos. También es cierto que la policía tiene otras caras y que es un cuerpo necesario que desempeña una labor social importantísima. Pero no nos gusta esta cara de cuerpo al servicio de la política, al menos esta cara que no debería existir. Pero allí estaba. Pensé que tendría que estar la ciudad a punto de arder o algo parecido. 
De pronto caí en la cuenta de que hablar de política era un exceso absurdo tal como está la cosa, porque se ha hecho evidente que no nos gobierna la política sino el capital. Ni izquierdas ni derechas, dinero. Y el dinero no tiene muchas caras. Así que allí estaba todo preparado, el escenario dispuesto, los actores corriendo de un lado para otro con los nervios evidentes del estreno, todos creo que con un por si acaso como premisa. A ver, daba la sensación, si podemos mantener el status quo, cuando precisamente eso era lo único que deberíamos cambiar.
 


viernes, 21 de septiembre de 2012

Itaca: los propios fantasmas y los ajenos 2

Será porque mañana leemos un grupo de poetas en la cafetería Ítaca de Murcia, en esta cafetería que ha sido el refugio de, entre otros, ciertos estudiantes universitarios con inquietudes literarias y también políticas y de otros que eventualmente han coincidido también con las mismas inquietudes pero de una manera menos beligerante, que tengo el temor de, y pese a las expectativas propias, decir algo inadecuado de alguien o dar por aludido malamente a quienes como yo mañana leemos o podríamos leer.

Yo he leído en la cafetería Ítaca en varias ocasiones. He asistido a innumerables recitales. No a tantos conciertos. E incluso he sido jurado del premio de poesía Poetas Colgados en la edición que ganó José Daniel Espejo. No obstante, siempre que leo en público se activan mis fantasmas, azuzan sus cadenas desde el más allá, sobre todo cuando son lecturas así al albur de cierto caos que por otro lado se semeja tanto a la vida. Dos poemas entre otros tantos poemas. En realidad a mí me gusta pensar que no voy a leer sino que voy a escuchar, pero para qué engañarnos, enseguida me aburro y mi atención se dispersa y viaja hacia las cosas más aparentemente anodinas, la manera de agitar el café, el movimiento, balanceo, de una zapatilla que pende de los dedos de un único pie -el otro sirve de sustento- en un equilibrio precario pero al final firme, el mensaje de texto que redacta el de al lado, en la manera en que dos pavos se tocan -aún no se han dicho nada, pero ya se tocan con cualquier excusa-.

Por eso pienso que en la lectura de mañana hay mucho amor. Sueltos los fantasmas propios, tiene que ser que me apetece mucho leer para que asista y no porque cierran la cafetería Ítaca, lo que me parece triste,  sino porque allí de alguna manera, como en tantos otros lugares, he disfrutado siendo felizmente anónimo.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Los propios fantasmas y los ajenos

Si el blog en apariencia e incluso también en forma es de uno, deberíamos evitarnos sustos como el que me acabo de llevar. Entro en mi blog con aviesas intenciones de picar en otro blog para robar, para tomar prestado, para sorprenderme, para sonreír, para saltar de alegría y también de rabia. Que si es el blog de uno, me digo, por qué tengo yo que aguantar la jeta de ese tío en el margen derecho, donde se actualizan los blog que he seleccionado por pura afinidad o interés.

No se trata de nada en particular, también desgraciadamente, de nada particular ni privado. Pero me da rabia. Así que he cogido una pegatina de los pokemon y la he sobrepuesto sobre esa ventana. Una ventana con una persiana. Pero no puedo dejar de pensar que debajo de esa pegatina está esa jeta y que esa jeta se podría poner a hablar y entonces habría para todos, unos porque sí, porque uno es humano y se concede ciertas licencias, otros porque simplemente pasaban por allí y tuvieron la desgracia y otros porque es hermoso creerse más, más como única y agramatical atribución.

Si esto fuera facebook me bastaría con pulsar sobre una pestaña y decir esto no me gusta varias veces, tal vez con una pulsión nerviosa, no me gusta nada, añadiría y posiblemente alguien me censuraría, pero ya sería tarde, porque ya lo habría conseguido y me sentiría descargado de este malestar. Pero es mi blog, que cada vez lee menos gente, y no encuentro ni ese consuelo (tendré que hablar un día de estos con los de blogspot, joder, que es el blog de uno y uno debería evitarse este tipo de incidentes). Así que como, lo vuelvo a repetir, no estamos facebook,  al final he decidido quitar la pegatina, quitar el gormiti o el pokemon de la pantalla, a donde por otro lado, no termina de adherirse con la suficiente eficacia, y enfrentarme a mis propios fantasmas. Al menos a este fantasma.

Cromatismos

No tenemos claro el color de la paredes. Las paredes son las que son, pero el color no está claro. Hemos dispuesto lo necesario. No es mucho, pero tiene que ser especial. Todo en este centro tiene que ser especial. Al principio pensamos que sería cuestión de dos días, a lo sumo tres, pero cuando llegó el informe de Pritcher todo se complicó.

Por qué no pintar de azul, nos dijimos, pero pronto el azul nos iba a resultar tedioso. Entre otras cosas porque por un problema óptico que arrastro desde los diez años no distingo, o lo hago a mi manera, esa gama de colores, es decir, los azules, aunque ahora sólo necesitábamos uno y una vez puesto sobre la pared convencerme de que es azul, no rojo, no rosa, no lila. Azul.

Sin embargo a última hora lo vimos claro, tenía que ser verde, como las batas de los hospitales, sin duda.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Mea culpa

Anoche cené en casa de unos amigos. Siempre que voy a casa de mis amigos les robo algo. No soy cleptómano, al contrario, es sólo un acto de altruismo, la manera de dejarles un hueco, un vacío que tendrán que llenar. Es un juego, un aliciente, un argumento para realizar pesquisas, indagar, sospechar, también dudar. En realidad y visto de esta manera, soy un ser altruista. Al principio me llevaba libros y cd, pero eso dejó pronto de ser un reto y por el contrario terminó siendo tedioso. Ahora busco otras cosas, después de pasar por una fase de grandes robos, como aquel día en el que, en el paroxismo de mi afición, me llevé el espejo de un cuarto de baño de un piso de estudiantes. 

Nadie sospecha de mí. Soy tan brutalmente normal que es difícil que alguien apoye su dedo acusador sobre mi foto. Ahora robo otras cosas más sutiles. Tengo ya una extensa colección de estas cosas, pero tú que eres mi amigo ya lo sabrás. Y perdóname si aún no te habías percatado o de haberte percatado de su falta no habías dado con el culpable. Mea culpa.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Poetas

Los poetas son gente sin ego, es verdad, aunque no te lo creas. Tampoco beben y no están encantados de conocerse.

Será por eso que acuden a actos a las doce de la noche, donde se les ofrece limonada, nada más, para que no se desmadren y para que no se nos vengan abajo. Pero no es necesario, como ya sabes, ni ego, ni alcohol, ni mucho sexo e incluso en el mejor de los casos, los que ya han encontrado la luz, ni literatura.

Gente curiosa estos poetas. Y sin embargo no puedo dejar de andar con ellos. 

O sí.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Llamas telefónicas

Llevo una semana sin coger el teléfono a nadie. La situación me mantiene en vilo, es un sinvivir, no puedo verlo de otra manera. He dejado de comer. Respiro poco. No hablo mucho.

Todo empezó una tarde hace apenas siete días. Estaba recostado en el sofá viendo una reposición de la serie Bones. Me gusta Bones, pero me había dormido. Nunca termino de verla del todo, en algún momento me duermo, doy una cabezada, y eso hace que los casos que allí se resuelven sigan como un misterio en mi cabeza. De pronto noto la vibración del móvil sobre el brazo del sofá. Cuando consigo estirar mi brazo y alcanzar el teléfono, quien quiera que sea aún insiste. Es alguien conocido esta vez. No siempre es la misma persona. Lo veo en la pantalla, sonríe, porque en esta ocasión tengo una foto vinculada a su número, pero no descuelgo. Qué querrá me pregunto, pero no me atrevo a pulsar el botón verde y dejo que siga sonando, en puridad debería decir vibrando.

Y así invariablemente y llame quien llame. Lleno de dudas. ¿Qué querrá o qué querrán? ¿Por qué me llaman? ¿Será importante? Y me quedo mirando la pantalla del móvil durante unos segundos y no sé. Tan sólo abrigo la esperanza de que vuelva a sonar y entonces tal vez alcance a dar con la respuesta.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Colgado

No todo han de ser desventajas. Cuando has conseguido levantarte, a tu pesar, encuentras que la pantalla de tu móvil vibra de gozo. Tienes un whatsapp. En realidad tienes cincuenta o cincuenta y siete. Todos bienintencionados. Todos de amigos. Pero tú en realidad quieres seguir durmiendo o viviendo en voz baja, como en verano, donde un paréntesis enorme no terminara nunca de cerrarse. 

A mí me gustan los whatsapp porque me dejan vivir, dicho sea de paso, como la bandeja del correo electrónico, donde aguardan aletargados todos los mensajes,  todas las ofertas que no has atendido y que en consecuencia te has perdido nada solícito, durante casi un mes. Así no hay manera de medrar sin ese fin de semana en un resort con cata de vinos o ese habitación de hotel a sesenta kilómetros de La Castellana. Tienes dos llamadas perdidas, un mensaje en tu ordenador para que con cierta urgencia atiendas al protocolo de seguridad, un requerimiento de actualización de tu software.

Así que puestos a luchar con las máquinas haces lo que has aprendido de ellas y como todo no van a ser desventajas te quedas colgado, al lado de tu nombre pones "Este programa no responde", añades "podría no estar funcionando correctamente". Y ese es tu estado: el de la buena venturanza del que anda consigo mismo y finge que aún queda verano.



Dedicado a mis amigos del chat "Los de las cervezas"

domingo, 2 de septiembre de 2012

Hombres en la luna


Me hice seguidor de los REM justo el mismo día en el que rechacé unas invitaciones para ir a uno de los pocos conciertos que daban aquel año. Lo hice por despecho. La chica con la que salía no se lo merecía, así que nos quedamos en casa, en alguna casa, es un decir, a punto de ir al concierto de los REM pero sin ir. Aquello fue el tormento del verano. Todos los días me lo recordaba, me decía que habíamos estado a punto de ir al concierto, pero que no habíamos ido. A mí todo aquello me parecía una obviedad que no me molesté ni en contestar. 

Tarareaba man on the moon, para mí y, aunque parezca increíble, la frecuencia de mi silbido o de mi balbuceo, según la ocasión, anulaba su vocecilla insoportable. Siempre me ha quedado la duda de si ya me engañaba y de si de ser así también atormentaba a su querido con la misma cantilena –esa sería su penitencia- y si él hacía lo mismo. Posiblemente encontraría su propia canción, aunque uno no podía recurrir a temas melifluos y de poca entidad, porque su voz era insoportable puesta en el modo de reproche, in-so-por-ta-ble. 

Así que por mi parte fui probando con otros temas. A veces todavía creo oír su voz por debajo de alguna canción y entonces comprendo el bien que me hice al declinar aquella invitación. Es casi imperceptible, durante unas décimas de segundo, entonces intento obviarla y como el que no quiere la cosa subo el volumen.

martes, 14 de agosto de 2012

Un poema inédito en el blog de Antonio Gracia

Aquí os dejo uno de mis poemas-bagatelas. Es parte de un juego que no puedo desvelar. Espero que lo disfrutéis. También espero que lo uséis, si es el caso.



http://antoniograciaoniria.blogspot.com.es/2012/08/un-poema-de-antonio-aguilar-rodriguez.html



14_lista de comidas para la semana


El lunes te meriendo,
te ceno el martes,
el miércoles rebaño
tu cuerpo con mis dedos,
el jueves te relamo,
el viernes muerdo tu mentón
como una fresa,
y el sábado devoro
constelaciones de lunares
en tu cintura.

Tan sólo ya nos queda
decidir en qué lado de la cama
desayunamos el domingo.


© Antonio Aguilar Rodríguez (Inédito)

martes, 7 de agosto de 2012

El guión

Este verano no gano para sustos. Estoy leyendo una novela y todos los personajes hablan de mí. Es raro, pero es así, no hay otras opciones. A veces las hay, pero hoy no. Todos los personajes sin excepción hablan de mí. Así que he suspendido mi vida, y las de mis otros yoes, todos reconcentrados en estos días de calor en una pequeña habitación donde estamos encerrados con un ventilador y este libro. Le he dado al pause, a ver qué pasa, a ver por dónde sigue el autor, quién sabe, lo mismo las páginas restantes se quedan en blanco o encuentro un mapa por donde seguir y alcanzar eso que algunos llaman futuro.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Rectificable

No escribo desde hace unas semanas. Sale el sol no obstante todos los días, es una manera de ningunearme, pienso. Qué está pasando. Anoche en un gesto teatral dije, Antonio A. ya no es poeta, hace casi diez años que no publica y luego rectifiqué, y qué pasa con Dame tus manos. Qué curioso, con el cariño que he puesto en cada uno de esos poemas, así que quise rectificar la frase y decir, Antonio A. no publica desde casi diez años de forma individual y entonces pensé en esa plaquet Pequeña caja de tormentas y tuve que rectificar de nuevo. Eran demasiadas rectificaciones y la persona que descansaba a mi lado ya se había quedado dormida. A quién le iba yo a enmendar la plana, a rectificar nada a esas horas. Llamar a mis padres me parecía excesivo. El whatsaap no iba a funcionar, seguro que nadie se daría por aludido. Así que intenté conciliar el sueño y no pude, al menos durante cinco minutos. Tengo móvil nuevo y me dediqué a reordenar las aplicaciones en su pantalla inicial durante cuatro minutos y quince segundos, así que pasado ese tiempo me di cuenta de lo absurdo de todo y dejé de organizar y rectificar y disponer las cosas. Qué coño. Estiré el brazo, toqué a mi chica que al otro lado de la cama intentaba también dormir y noté su calor, notar otra cosa en estos días casi se hace imposible, también noté su paz y me quedé dormido.

martes, 17 de julio de 2012

Simetrías de verano

El verano es asimétrico, porque tiene dos partes desiguales, tal vez tres, así acentúa su asimetría. Es como mi sordera temporal, espero. Mi sordera en sí no es asimétrica, es simplemente una molestia mayor de lo que pensaba en un primer momento, cuando empecé a hurgarme con el bastoncillo en el canal auditivo. No podía imaginar las consecuencias. El placer tampoco fue el esperado. El alivio inexistente. Sordo de un oído. Y no de los dos. Lo que podría parecer un cierto consuelo.

Ahora veo las cosas a medias precisamente porque todo anda a medias. Acabo de leer el libro de David Mazzucchelli Asterios Polyp. Pero no es lo mismo. No es que sea peor, es diferente. Es como salir a pasear contigo, es diferente. Lo que dices es diferente, como el verano, porque tengo que hacer un esfuerzo para escucharte, poner toda mi atención en ello - y lo hago y quiero hacerlo-, la atención de mi oído sano en escucharte, en oír cada una de tus palabras.

Así que desde que me he vuelto asimétrico me he dado cuenta de que no escucho más por un oído que por otro sino que simplemente escucho. Me estoy acostumbrando y veo, perdón, escucho que la gente tiene muchas cosas interesantes que decir.

viernes, 22 de junio de 2012

Encontrándose con Robert Lowell


Hace unos meses llenaban (es un decir) los suplementos culturales las reseñas más o menos afortunadas, de una novela también más o menos afortunada, de un autor emergente de la cultura norteamericana, con el cuño ese que tanto mola de las segundas o las terceras generaciones de emigrantes asentadas en Seattle o Massachusetts o Amherst -con o sin Emily Dickinson- de no más de veinte años. Eso es importante. Al caso, la novela llevaba por título el nombre del novelista Richard Yates. Al final tomé un atajo y terminé leyendo directamente a Richard Yates. Tuve suficiente con cuatro páginas de la novela original, la del casi-veinteañero, en la revista Clarín, creo. Uno de mis descubrimientos de este año o del anterior, el Richard Yates, el novelista. 

Las referencias literarias surgen en cualquier sitio, en cualquier momento e incluso de la mediocridad. Hay una traducción de Marcel Schwob que lleva en la portada la cara de la traductora. Pues eso. Anoche retomé la lectura de la poesía de Sylvia Plath, el año 1961. Y me encontré con el Soy vertical, joder, me quedé de piedra y me recosté en la cama para seguir leyendo. Últimamente me gusta leer en la mesa de trabajo y tomando notas (empecé con Olvido García Valdés). No plagio.  Acabo de abrir la página de verkami y he visto el proyecto de Conrad Roset, coño, he pensado en Egon Shiele, pero mucho.

Así que he abierto la puerta de Sylvia Plath. He entrado en su casa y lo primero que he encontrado ha sido a Robert Lowell. Mis años de universidad con Por los muertos de la Unión y otros poemas, la antología de sus poemas en Cátedra. Y he vuelto a sentir el escalofrío de lo que verdaderamente importa.

(P.d. Al terminar de escribir esta entrada he pensado a quién puede interesarle esto. Ahí sigue la pregunta).

jueves, 21 de junio de 2012

La presentación del libro Dame tus manos







Video realizadoy subido a youtube por ibrujo666

jueves, 7 de junio de 2012

Ya hace quince años de todo

Hace unos años alguien ya me dijo que hacía mucho tiempo de todo. Veinte años ya de todo, decía ella. Yo no sabía exactamente a qué se refería. Entendía la frase pero no cierto brillo en la voz matizado por la pérdida. Y no era pérdida y no era brillo.

Hace quince años que mi libro El amor y los días se quedó finalista de los Premios Federico García Lorca. Era pobre y era universitario. Cogí un autobús para Granada por la mañana y volví por la noche en otro autobús en un viaje interminable con una parada igualmente infinita en Vélez Rubio o Vélez Blanco - a veces pienso que he perdido el autobús y que sigo allí, en aquella barra de bar metálica, mirando el suelo y viendo pasar las cucarachas. De esa imagen surgió un cuento de navidad varios años después-.

Más allá de esa parada de intendencia, lo recuerdo todo como algo especial que en el memoria confundo con los exámenes de la universidad y con unos jovencísimos José Óscar López, Diego Sánchez, María Luisa Castellón y Lola Llamas (que también hace quince años de todo ya para ellos). Son como imágenes que van enlazadas a este recuerdo, con un pespunte al aire pero que persiste después de los años. Allí conocí a Luis Muñoz, que formaba parte del jurado y que luego me publicó unos poemas en la revista Hélice, y por otro lado a Carlos Pardo, que por entonces estaba en Granada, Andrés Neuman, con el que coincidí después en Madrid en la Residencia de estudiantes donde estábamos hospedados para la presentación de la antología de Josep M. Rodríguez Yo es otro y luego, con Marga Blanco, a la que siempre tendré un cariño especial pese al tiempo y a la distancia, y que invité junto a Milena Rodríguez para participar en el Encuentro de revistas de creación en el ámbito universitario y que coordiné en la Universidad de Murcia junto a Isabelle García Molina, varios años después. Tengo fotos de una noche de fiesta en Granada, pero ahora que lo recuerdo es de después, de cuando presenté en el Madraza El otoño encarnado, En la foto aparecen Luis Muñoz, Carlos Pardo, Marga Blanco, Diego y María Luisa y mis amigos de Granada Paco y Juan Carlos. De Murcia no tengo fotos, una pena que entonces no existiesen, porque hubo un tiempo en el que no existieron, las cámaras digitales, de haber existido aparecerían Antonio Rodríguez -que acaba de publicar libro en pre-textos-, Pedro Gascón (Revista La isla desnuda de Albacete), Josep M. Rodríguez (Némesis de Lérida), Milena, Marga (Letra Clara de Granada) Cristina Morano, Andrés García Cerdán, Joaquín Baños (Thader de Murcia), Isabelle y Mamen Piqueras (Dáctilo de Murcia), entre otros.

Un año después se presentó el libro, también el 6 de junio pero esta vez de 1998, coincidiendo con el centenario de Federico García Lorca, pero esa ya es otra historia.

lunes, 4 de junio de 2012

Gaviotas desde el Ariel


Subidos al Ariel, leo que el amor es un deseo inalcanzable, que posiblemente tuvo su tiempo pero es ahora, en el presente del lenguaje poético, donde se puede amar y perder de nuevo. Ángel Paniagua publicó en 2005 Gaviotas desde el Ariel (pre-textos). Empecé a leerlo ayer, sentado en la terraza de la cafetería El Arco, como solía hacer antes. Han pasado ya siete años de la publicación. Estaba buscando un libro en Diego Marín, para Luz, cuando he visto el libro de Ángel. No sé por qué no lo compré en su día, ahora me alegro, porque es ahora cuando estaba preparado para leerlo. El tono es medido y la pasión por el lenguaje se aprecia -o mejor- se siente en el cuidado del poema, en su medida y en su concepción cernudiana de la belleza y de la elegía. En este libro hay un poema en el que Shelley, en el que Paniagua, evoca al amante, encuentra su nombre en los libros que lee. De pronto me he visto en las reuniones de la revista Thader, hace ya tanto tiempo y he sentido la mirada de Ángel guiándome, redactando, junto a Joaquín Baño y Antonio Jiménez Robles, una lista interminable de libros que tendría que leer y que leí, ya sólo me faltaba éste, no estaba en la lista pero pudo, de estar escrito, haber aparecido allí.


Tengo en algunos libros señalado
tu nombre: a veces sólo unas palabras
una frase sin nada peculiar,
llamaba mi atención y la marcaba
antes de proseguir con la lectura.

Pero no los recuerdo. No sé cuáles
conservarán memoria entre sus páginas
de aquellos nombres tuyos escondidos
allí, pora que yo los encontrara.

No sé siquiera si algo tuyo entonces
me guiaba, o si tú –tal cual ahora
creo sentirte junto a mí- ya habías
abandonado el no-lugar tan dulce
para venir a amarme, a acompañarme
en la celebración de los misterios.

Si no estabas allí ni te sentía,
¿por qué recuerdo ahora aquellas frases,
palabras o alusiones
que no puedo encontrar y las asocio
contigo?
.                ¿Por qué ahora
me devuelve esta tarde la evidencia
de tus huellas en años anteriores,
cuando nada podía yo saber?

¿Habías trazado ya tu territorio
lindando con el mío?
¿Y dónde estaba yo, si eras tú sola
quién sabía de mí, de mi presencia?

jueves, 31 de mayo de 2012

Internet e intimidad

El otro día entro en mi facebook, el señor me perdone, y me encuentro que un amigo al que quiero mucho ha colgado esto:

"Siempre he pensado que facebook es una mierda y la verdad que visto lo visto no andaba muy desencaminado. La gente lo utiliza para contar cosas que si las dijéramos cara a cara no valdrían una mierda. Pienso que queremos tener la sensación al escribir en facebook de que le importamos a alguien, de que si decimos que estamos estreñidos o hemos encontrado trabajo le importa a alguien. Es mentira estamos solos, tenemos la mierda al cuello y siento decirlo pero páginas como esta no van a aliviar nuestro dolor. Me siento patético escribiendo en un medio en el que no creo, debe ser que he tocado fondo. De todas formas he decidido darle una oportunidad a este medio y comprobar si es verdad que la gente lo lee de forma periódica dando una noticia que para mí es muy importante a nivel personal: Voy a ser padre si la naturaleza no lo impide. Si compañeros y compañeras tengo a --------- embarazada. He dicho"

A mí me ha dado qué pensar, la verdad, no sé si yo comunicaría algo tan importante por las redes. Y mientras que le doy vueltas al tema no sé si felicitarlo por facebook o cuando lo vea esta noche, que al final uno nunca sabe cómo acertar.

martes, 29 de mayo de 2012

Estado de dignidad 8: humor negro

Laura Muñoz, la imagen


El director de comunicación del partido popular en Murcia nos ilumina, amor, amar, amor, morir (fue el domingo y fue en La Opinión de Murcia, edición impresa, creo). Dice de su compañera en las funciones altoparlantes que ella, dice, será la imagen pero que él estará siempre ahí (con qué afán de permanencia), siempre con el móvil enchufado, esperándonos, dice, esperándote, esperando tus llamadas cuando quieras decirle que te da pena, que pobre muchacho, que tuvo que estudiar en una escuela donde eran treinta, cuarenta compañeros por aula (no aclara si era pública o privada, lo que sí deja claro es que todos, tampoco aclara si fue pese al número o precisamente propiciado por ese número, titularon en esa otra universidad, esta vez sí pública, porque entonces no había privadas, creo, pero vamos, no lo sé, porque venir viene de otro mundo, de un mundo antiguo y sumergido en el pasado, pero con activos en el presente y el  futuro, de ahí ese deseo de permanencia).

El director de comunicación del gobierno murciano, ¿o fue del gobierno inglés? (sabio Cernuda), no es un pájaro en la noche, es simplemente un pájaro (pero de cuidado).

viernes, 25 de mayo de 2012

La importancia de las manos

Gonzalo Gómez Montoro colabora en muchos sitios, lo mismo lo ves secuestrando libros que incordiando a la policía y los agentes judiciales en un desahucio. Cors, cordis, porque Gonzalo pone el corazón para todo. Como en esta reseña del Diario de Toledo.


Todo corazón y todo manos.

Pa vuestro disfrute


jueves, 24 de mayo de 2012

Trigésimo Coloquio de los perros


El sábado 26 de mayo a las 22:00 tendrá lugar en La Azotea (C/ Estrella, junto a Plaza de San Juan, Murcia) la fiesta-presentación del número 30 de la veterana revista digital de literatura El coloquio de los perros

Será un acto presentado por los directores de la revista Ángel Manuel Gómez Espada y Juan de Dios García y amenizado con la música del pinchadiscos Homo Conejo. Podréis escuchar las intervenciones de escritores murcianos cercanos a la revista, tales como José Daniel Espejo, Antonio Aguilar, Cristina Morano, José Luis Martínez Valero, Miguel Á. Hernández Navarro, José Óscar López, Héctor Castilla, Alberto Chessa, José Antonio Martínez Muñoz, Emilio de Patiño, Andrés de la Orden, Alejandro Hermosilla y Vicente Cervera. 

El también pintor José Luis Martínez Valero repartirá a los asistentes 40 puntos de lectura con un dibujo suyo realizado especialmente para la ocasión. Quien llegue a tiempo, podrá quedarse con uno de recuerdo. Si el sábado por la noche te apetece asistir a esta exhibición literaria, te esperamos “ladrando” y “coloquiando” en La Azotea.

viernes, 18 de mayo de 2012

En moldes de arena

Mi amigo Ginés Sánchez, que se ha empeñado en pintarme, acaba de publicar el libro 11 poemas. En moldes de arena en la editorial granadina Ruiz de Aloza.

Lo presentará el martes 22 de mayo a las 21:00 en la Cafetería La Puerta Falsa de Murcia.

 Autorretrato de Ginés Emile

Allí estaremos.


miércoles, 16 de mayo de 2012

Esto también es poesía

El Spoken word tiene  que ver con la narración o la forma de hablar que una persona utilizaría en una conversación.



Everybody's Free to wear sunscreen (Todo el mundo es libre de usar protector solar) realizado por el australiano Baz Luhrmann, la letra es de un ensayo realizado por la periodista Mary Schmich y fue usado al final de la pelicula Big fish.

lunes, 14 de mayo de 2012

Aún estás a tiempo

 Con César, dando a luz o a la luz nuestro libro en una plaza de Murcia.
Con Soren en la librería Encuentros. Una de mis dedicatorias es para él, la otra para mis tres sobrinas, Celia, Nerea y Sofía. César con el móvil tomó la imagen.

Todavía puedes adquirir el libro DAME TUS MANOS.
Solicitándolo al correo
lanuevaresistencia@gmail.com
(20 € incluidos gastos de envío)

o en los siguientes puntos de venta

Librería Diego Marín
Librería Encuentros
Cafetería Ítaca.

jueves, 26 de abril de 2012

Programa de lo que se verá esta noche

Gracias a todos los que habéis hecho esto posible.

sábado, 7 de abril de 2012

Sobre un regalo de Soren Peñalver

Hace trece años Soren Peñalver me regaló coincidiendo con el día de San Antonio el libro En una desierta orilla de Kathlee Raine. Era una edición antigua de Hiperión, con la portada en verde y en un cartón crudo sin plastificar.

No sé por qué no lo leí al principio. Me suele pasar con algunos libros. Hay algo, un no ser el momento tal vez. Pero siempre estaba allí en la estantería. Lo miraba con frecuencia esperando el momento. Hace un mes me lo traje a mi nueva casa, lo dejé en la estantería. Sentía que era el momento. Algo especial. Acababa de leer Averno de Louise Gluck y estaba bajo el influjo aún de algunas páginas de Kampa de Clara Janés. Tengo un libro de poemas prácticamente terminado, pero le faltaba algo, ahora sé lo que es. Necesitaba leer este libro, desde el primer poema lo sentí, noté que aquel influjo estaba esperándome.

Y me apropié de esa historia de amor, la de Kathlee por Gavin Maxwell y sobre todo la de Kathlee por la belleza y la inteligencia.

Lo leo ruborizado. Después de tanto tiempo.

viernes, 30 de marzo de 2012

Y después de la huega

Viñeta de El Roto.

Ayer me quedé en la cama. Todo un placer. Es una de las maneras más hermosas que he encontrado de protestar.

Hasta las once de la noche del día anterior no sabía qué iba a hacer, y era un sinvivir. Estaba escuchando el Réquiem de Mozart -con mi Nuri y Manolo, con el coincidimos- en la Catedral de Murcia y estaba allí con el lacrimosa, dale que te dale a la perola. ¿Hago o no hago huelga? Pero al final decidí hacerla, más apremiado por dejar mi cabeza en paz que por otros motivos y funcionó la verdad, empecé a sonreír, porque sabía lo que me esperaba.

Podría perfectamente no haberla hecho, perfectamente para mi conciencia, pero si la hice en última instancia es por mi condición y mi conciencia de trabajador, que creo que es algo genético. El partido socialista me parece impresentable, casi como toda la clase política, los sindicatos, pues eso, y el pp a lo suyo.

Cosas que he escuchado e incluso he dicho:

-Es un problema de actitud, es que los españoles no sois como los alemanes. Gracias a dios, pensé.

-Es que yo aunque siempre me destaco como un indignado no voy a hacer huelga porque casi es fiesta en mi pueblo.

- Yo estoy de viaje, con Zapatero, de compras por París, a ver si las nubes me son favorables y no me llueve.

-Esta huelga ha sido un fracaso.

-Esta huelga ha sido un éxito.

-Pues eso, que vengo del piquete (informativo) de la estación de autobuses para dejar a los críos en el colegio y volver, que esto es muy serio. Apunto que en el coche llevaba unas banderillas del sindicato al que representaba.

- Este café lo apuntas a la huelga. Luego venimos a cerrarte.

-Pues yo no hago huelga.

-Pues yo sí.

Pues eso, que al final, me quedé en la cama. Me puse la radio y al rato me volví a dormir. Me lenvanté tarde. Hice la cama (no sé si eso entraba en los servicios mínimos) y luego me di un paseo en moto (una scooter, aclaro).

Un día feliz, me cuesta lo mío. Espero que nadie se lo apunte. Este placer, señores, es mío.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Pequeños robos necesarios

Declaración canica de Antonio Barroso. Robada de la revista Álbum.

Roben, pienso, por que les hará falta. Tengo un libro terminado, habla del robo, sin embargo, otro que tengo a medio hacer habla de los dones. En realidad, podría pensar que se trata del mismo libro, pero esa idea es tediosa y maniquea.

Esta mañana en la biblioteca he estado haciendo fotos a otras fotos. He hojeado el libro de Alberto García Alix, Lo más cerca que estuve del paraíso -yo amo las fotos de García Alix desde que vi Elena Mar odalisca en mi patio, sobre todo en las que no fotografía a famosos, las de ir por sitios de verdad-, también he plagiado con la cámara de mi móvil unas imágenes de Juan Gatti. Lo siento, con todo eso de la movida espero que no se moleste. Lo podría haber hecho en la galería donde están expuestas, pero vamos, ya nadie va a las galerías, todo está en internet y en las bibliotecas. En realidad siempre estuvo todo en las bibliotecas.

Foto de Juan Gatti, robada igualmente de Álbum.

Hace unos meses saqué Arrugas de Paco Roca. Esta mañana en la sección de la hemeroteca me he sentido como en el cómic, es una sala oblonga con un largo ventanal donde los ancianos trapichean con la prensa local. Cuánta ilustración en la tercera edad, aunque de lo que más se hablaba, casi todo hombres y se arrogaban el derecho de hablar en voz alta, era del repaso que le dio el real madrid a otro equipo anoche o antes de anoche, que al caso es lo mismo.

Y luego antes de irme a casa he mirado la revista Clarín donde he encontrado este poema, Cementerio de veteranos de Dana Gioia, que es un escritor y que es norteamericano,  traducido por Jesus Jiménez Domínguez:

Las ceremonias del día han terminado,
abandonadas al desfile del cuervo harapiento.
Las banderas se despliegan en la procesión de las orugas.
Las coronas caen sobre las lápidas ensombreciéndolas.

Qué discretamente se reúnen las palomas junto a la entrada
como almas que no tuvieran ni cielo ni averno.
La hierba reclama pacientemente su propiedad perdida
donde un ángel de piedra se erige en centinela.

Las voces que susurran en las hojas consumidas,
enfermizas y atroces, ¿qué pueden esperar
cuando cada estación se nutre de la anterior
y el verde del verano arde con el fuego del otoño?

El ocaso es un solitario hilo de luz
cosido a los jirones de un sauce deshojado,
mientras las ramas languidecen una a una
y el tiempo se riza como un papel que amarillea.

Obra de Xooang Choi robada de la revista Álbum.




 Elena Mar odalistca en mi patio de Alberto García Alix

miércoles, 21 de marzo de 2012

DE CÓMO TERMINÉ EN LA CÁRCEL Y DE LAS ENSEÑANZAS QUE SAQUÉ DE ELLO


(ENERO DE 1995)
CURSO 2007-2008. 3º E
 
Eran las cinco de la tarde y el supermercado acaba de abrir. El dependiente miraba de reojo a una pareja de muchachos que observaba los tarros de gominolas. Ella era rubia, pequeña, él moreno. Ella lo llamó Antonio y Antonio la llamó Ainara. Se habían fugado la clase de no sé qué y andaban por las calles del pueblo. Dos estanterías más atrás andaba yo liado con mis cosas, aunque ellos no podían verme ya que nos separaba una pila de botes de tomate frito. Actuaron rápidamente. Ella le preguntó al dependiente, por demás jefe de la tienda, si tenía cambio y cuando el hombre se giró Antonio cogió ágilmente, con la habilidad del acto repetido, cuatro o cinco chicles de menta y dos de fresa ácida, los favoritos de ella. Cuando el pobre hombre vino a darse cuenta de que le habían tomado el pelo la pareja ya andaba camino del párking.

Escuché cómo maldijo en arameo a los chicos y cómo descolgaba el teléfono para llamar a la policía y me apiadé de él. Decidí interrumpirlo, me di cuenta de que era el momento oportuno para poner en práctica mis conocimientos adquiridos durante tanto tiempo de disciplina. Ya iba para tres años que seguía el curso de “SEA USTED UN DETECTIVE SECRETO”. Aún recuerdo la emoción que experimenté al desenvolver el primer fascículo y desprenderlo del engorroso plástico que lo protegía. “PRIMERA LECCIÓN -leí- No le diga a nadie que está usted haciendo este curso porque de hacerlo ya no será un detective secreto”. Así que había estado durante tres años cultivando el noble arte de la investigación secreta en el más absoluto silencio. Pero ahora era mi oportunidad. Me dirigía a hablar con el dependiente cuando de la sección de productos frescos apareció otra pareja de individuos bastante sospechosos. Sherlock Bastian y su ayudante, el querido Willi-Watson. Bastian fumaba una extraña pipa que no echaba humo sino pompas de jabón de colores irisados y Watson llevaba un reloj que miraba continuamente para anotar con pulcritud inglesa la hora de los hechos.


-No diga nada –dijo Willi-Watson-. No hace falta que usted nos diga lo que ha pasado. Aquí se ha perpetrado un robo.

-Efectivamente, querido Willi-Watson –dijo Sherlock Bastian-. Efectivamente. Aquí ha sucedido un crimen, un robo que no debe quedar impune.

El dependiente los miró asombrado. ¿De dónde habían salido estos dos individuos? No creía recordar que el supermercado tuviera una sección de disfraces y, sin embargo, estos dos hombres iban indudablemente disfrazados de caballeros ingleses del siglo XIX o del XVIII, o de más tarde, quizás. Empezaron a mirarlo todo con una lupa enorme que acercaba las cosas hasta convertirlas en monstruosidades irreconocibles.

-Eran dos -dijo Willi-Watson.

El dependiente estaba a punto de entrar en cólera. Claro que eran dos, no hacía falta ser una lumbreras para saber que eran dos, no te fastidia, pensó, si han estado casi cinco minutos dando vueltas cerca de la caja. Vaya par de elementos, volvió a pensar, a estos los echo yo a la calle ahora mismo, como que me llamo Moriarty. Y dicho y hecho. Sacó la escoba y empezó a darles golpetazos hasta que salieron de la tienda, pero en la carrera echaron mano al bote de los chicles llenándose los bolsillos.

Aunque parecía imposible volvió la calma al supermercado y vi que era de nuevo el momento de presentarme para acabar con aquella situación. Pero otra vez el azar me lo impidió. Un grupo de chicas entraron por la puerta. Era la temible banda de las hermanas Romera, una morena y otra rubia, las dos recién llegadas de Madrid. Llevaban dos tatuajes, uno en cada brazo, en el derecho un corazón partío con una lágrima, en el otro una piscina. Estaban malencaradas. Una de sus secuaces, una morena pequeñita, iba detrás, a dos metros, con su pelo lacio ocultando uno de sus ojos extrañamente bellos. Se llamaba Laura Brown por lo que pude escuchar. Tocó en el hombro a Jessica Sin Tilde, el otro miembro de la banda, que en ese momento se estaba retocando las uñas, al ver que el dependiente había entrado en la trastienda para guardar la escoba, así que no se anduvieron por las ramas y echaron mano al bote de los… pepinillos y después al de los chicles y a correr.

Aquello parecía ya una escena cómica, el pobre dependiente viendo cómo poco a poco iban disminuyendo los chicles y ahora además los pepinillos, y nadie hacía nada y lo que era peor, nadie pagaba nada y claro, esto tenía que pagarlo alguien, pagarlo económicamente o incluso con la cárcel. Los empleados del supermercado se dieron cuanta de lo que estaba sucediendo y empezaron a cachondearse de su jefe. En la sección de verduras, colocando las zanahorias, había un chico al que habían contratado hacía poco, era simpático y tenía un acento gracioso que parecía convertir todas sus palabras en chistes. En el pasillo de los productos frescos estaba el otro empleado, el Huevo, que lo miró y le dijo a su jefe que lo que tenía que hacer era sacar más chicles y no quejarse tanto, que no se iba a arruinar por cuatro chicles de nada. El dependiente, es decir, el jefe, asintió con la cabeza convencido por las palabras del Huevo y de Pawel, que así se llamaba el otro chico, y entró de nuevo en la trastienda para reponerlos y en ese momento dejaron los dos lo que tenían entre las manos y corrieron al mostrador y robaron todos los chicles que quedaban, pero al ver que entraban por la puerta dos agentes de la policía metieron los chicles en los bolsillos de mi chaqueta y me empujaron contra los botes de tomate sobre los que caí al tropezar con mi amiga Marta, que me había acompañado ya que no me venía mucho al trabajo, y caí perdiendo la consciencia. 

Lo siguiente que recuerdo fue que estaba en comisaría. Tenía las manos esposadas. La inspectora Lola no atendía a mis palabras. Yo intentaba explicarle que sólo estaba allí mirando y que había sido testigo de todo, pero parece ser que los chicles en el bolsillo de mi chaqueta eran para ella una prueba más que suficiente. Cada vez que intentaba hablar las dos agentes que me custodiaban, la capitana Carrión y la sargento Garnés, me daban pescozones con los nudillos, y tal era el dolor que decidí no seguir hablando. Estaba claro que mis conocimientos de detective secreto no iban a servir de nada en esta situación, entre otras cosas porque no podía demostrar que lo era, ya que si era detective secreto, pues eso, que era secreto, y claro era un rollo, porque de no haber sido secreto habría llevado un carné o algo por el estilo que dejara claro quién era y a qué me dedicaba, en cambio, lo único que llevaba era el carné del vídeo club, y entre lo de los chicles y el mal gusto que había tenido al sacar las últimas películas, la comisaria decidió meterme en la cárcel sin posibilidad de juicio, y además me advirtió de que si me buscaba abogado no dudaría en meterme en una celda con Manolo, un buen hombre que no dejaba de repetir lo mismo mil veces. 

Así que aquí estoy. En esta celda. Hoy es el día diez del mes de enero del cuarto año que paso en la cárcel. Y he decidido escribir mi historia para que ningún incauto la repita, para avisar a quién la lea de que uno no puede quedarse quieto viendo cómo se comete un delito, que, como me ha enseñado la vida, es mejor sumarse a los delincuentes que quedarse pasmao. Y aquí quiero poner punto final a mi relato. La limpiadora, una chica maja, que se llama Sandra, me ha pedido que levante los pies para pasar el mocho, parece que tengo nuevos compañeros en la celda y tiene que estar todo limpio. Mi última compañera de celda era una tal Ana Belén que estaba todo el santo día leyendo, dios mío, qué aburrida. Los de ahora me parece que leerán lo justo, un tal Pedro y su compinche Juan Carlos, que se dedicaban a pinchar las pompas de los chicles a los niños en la puerta del colegio, por lo que los han encarcelado. Pobres muchachos. Han elegido el buen camino, el camino del mal que yo tanto deseo, pero claro es que ellos no llevan en su cabeza a pepito grillo, a esta muchacha con la que yo hablo en las largas noches de oscuridad y que me dice, poniendo morritos de bailar en la tarima de la disco, ay, Antonio, eso no está bien, ay Antonio, que te pierdes. Yo la llamo Ana, y me sirve de consuelo en la soledad, como una conciencia portátil. 

Bueno, y aquí termino. Querida María Fernández, a ti de dejo el encargo de que si me pasara algo leas en un futuro, tal vez en junio de 2008, a mis alumnos de entonces esta historia para que no la repitan, para que sepan que si eligen el camino del bien, tal vez, para su desgracia, terminen como profesores de Lengua Castellana y Literatura, que he empezado yo a tomarle gusto a esto y a lo mejor me saco la carrera aquí en la cárcel y quién sabe si luego apruebo las oposiciones y finalmente me destinan a Fuente Álamo.