Me he sentado a la mesa
-en la cocina-.
Dejo que pase el tiempo,
que sus migas de pan resbalen por
mis dedos
hasta el mantel azul.
Tú no lo sabes, pero te espero.
Paso las páginas de un libro.
Es el amor. Escampa
la luz del sábado por la ventana.
Hace un rato tan sólo era la luz
del jueves
y tú seguías sin llegar.
Algo ha cambiado,
porque todos los libros
que hablan de amor se empeñan
en hablar de nosotros.
Pongo la radio distraído.
La luz de otro momento por el
patio.
El recuerdo es también un acto de
vigilia.
Suena una vieja melodía,
la tarareo como si estuvieras
a mi lado esperando a que te invite
a bailar
con la cabeza puesta al ritmo de mi
pecho,
de mi respiración.
Es un paso de baile a dos
por la cocina, mientras suena la
canción
en la luz de este sábado.
Bailamos como si ya hubieras
entrado
por la puerta, como si ya me
hubieras
dado los buenos días y me hubieras
besado de esa forma extraña en la
que tú
besas humedeciéndote los labios
con la lengua. Te cojo por el
talle.
De las manos de Apolo me recuerdo,
de la mano de Apolo entrando en la belleza.Del libro inédito La noche del incendio
de próxima aparición en Huerga & Fierro.
1 comentario:
¡Enhorabuena, Antonio!
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