He venido a la biblioteca para comenzar mi lectura de Emily Dickinson.
Como en los años de la universidad necesito empezar a leer en una biblioteca, me calma, me centra.
Abro al azar el libro, empiezo por el poema 511.
Es la edición de Visor, traducción de José Luis Rey.
“Si vinieras en Otoño
Yo barrería el Verano
Medio sonriente, y medio desdeñosa,
Como hacen las Amas de casa con una mosca”
Las mayúsculas me desconciertan. Palabras sin un criterio claro, al menos en una lectura primera, se arrogan el derecho de las mayúsculas. Varias palabras me despiertan, el campo semántico de las labores del hogar “barrería”, “madejas”, “cajones”.
De pronto recupero mis lecturas de Catulo, las supersticiones de los números, mea Lesbia,
“Si pudiera verte en un año
Liaría los meses en madejas-
Y los pondría en Cajones separados,
Por miedo a que sus números se fundan-
La distancia se dilata en la condicionalidad, estaciones, años, siglos, eternidad. Y cada distancia, “insegura de su longitud” encuentra su medida: el tiempo en que se barre, el recoger la ropa, el contar los siglos con los dedos de la mano. “Si solo en Siglos, te retrasaras,” Es cierta la llegada, la tardanza no es más que una circunstancia, viene, vendrá.
Como en los años de la universidad necesito empezar a leer en una biblioteca, me calma, me centra.
Abro al azar el libro, empiezo por el poema 511.
Es la edición de Visor, traducción de José Luis Rey.
“Si vinieras en Otoño
Yo barrería el Verano
Medio sonriente, y medio desdeñosa,
Como hacen las Amas de casa con una mosca”
Las mayúsculas me desconciertan. Palabras sin un criterio claro, al menos en una lectura primera, se arrogan el derecho de las mayúsculas. Varias palabras me despiertan, el campo semántico de las labores del hogar “barrería”, “madejas”, “cajones”.
De pronto recupero mis lecturas de Catulo, las supersticiones de los números, mea Lesbia,
“Si pudiera verte en un año
Liaría los meses en madejas-
Y los pondría en Cajones separados,
Por miedo a que sus números se fundan-
La distancia se dilata en la condicionalidad, estaciones, años, siglos, eternidad. Y cada distancia, “insegura de su longitud” encuentra su medida: el tiempo en que se barre, el recoger la ropa, el contar los siglos con los dedos de la mano. “Si solo en Siglos, te retrasaras,” Es cierta la llegada, la tardanza no es más que una circunstancia, viene, vendrá.
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