Te hicimos una foto junto a aquel jacarandá
verde y frondoso con sus flores lilas
también por las baldosas de la casa.
Eras pequeño. En el respaldo de una silla
se sostiene un gorrión minúsculo
al que alimentaremos luego con pellizcos
de pan humedecidos en un vaso de agua.
Todo incipiente en el jardín de Proserpina.
Las manos de tu abuelo velan por tus pasos
diminutos. sonríe la belleza
en los ojos azules de tu madre.
Plena, como las olas de este mar cercano,
en ti se expande la verdad de aquel momento.