Apuntes sobre Ensoñaciones de Antonio Luis Estrada Limorte
23/05/2025 Biblioteca Regional de Murcia y 19/06/2025 Fuente Álamo
Yo había leído algunos textos de Antonio por las redes sociales. Los leía siempre en clave biográfica, como el amigo que salsea en la vida del otro, no por maldad, sino por sana curiosidad y casi, digamos, sana envidia.
Así que cuando me escribió para preguntarme algunas cosas sobre la edición empecé a sospechar que aquello no era tan de “pasaba por aquí” sino que había una voluntad de dejarlo por escrito.
Pero hubo una segunda llamada y me temí lo peor. Dije inmediatamente que sí, porque yo quiero y confío en Antonio, e imagino que hago bien, ya que es lo que me pide el corazón.
Pero de pronto me surgieron las dudas, no por Antonio sino por su libro, como si pudieran ser cosas diferentes.
¿Qué sé yo de lo que escribe Antonio para decir que sí con tanta ligereza?
¿Quién le va a poner el cascabel a las rimas sonoras y evidentes con las que aquellos que empiezan a escribir adornan sus poemas?
¿Y los lugares comunes, manidos, las frases repetidas, a las que recurrimos en nuestras primeras tentativas?
Pero todas esas dudas terminaron cuando abrí el libro. Y respiré aliviado.
Temáticamente se trataba efectivamente de una falsa o no tan falsa autobiografía amorosa. La falsedad o no, nos atrae desde el punto de vista humano. Es inevitable -o tan solo no queremos evitar- que los que lo conocemos podamos ver aquí y allá algunos datos que pudieran ser ciertos. Te imaginas a Antonio haciendo una prueba de esas de iron man y en la cima de la montaña más alta, mirando el mar de nubes, en plan personaje de Caspar David Friedich, de espaldas al espectador, sacando su libretica y poniéndose a escribir con el rostro ceñudo, supongo, unos versos de amor.
Pero pronto comprendemos que además de no encontrar esas rimas sonoras e inevitables en los primeros escritos de tantos y tantas, que la correspondencia con lo sucedido o por el contrario con lo inventado no hace que el libro funcione mejor o peor o deje de funcionar desde un punto de vista literario. Porque lo que destaca en este libro no son las anécdotas concretas sino la fértil intuición de Antonio para ir de la experiencia vital, narrativa, en muchos casos, a la intensidad poética.
Ese paso se hace además con un juego inteligente de los pronombres.
Por un lado,
el Yo y el Tú (espacio de la poesía)
Con frecuencia este “tú” es una duplicidad del “yo”. Es un “tú” externo al “yo” pero que por momentos también parece un “tú” cómplice con el “yo”, parte del “yo”, lo que le permite dialogar consigo mismo. Así la poesía se vuelve un ejercicio de acercamiento personal, de intentar llegar a uno mismo a través de la palabra. Es el deseo, la necesidad honesta de CONOCERSE. De tal manera que alguien que parecía hermético deja de serlo para no solo mostrarse sino para conocerse.
Pero como el poeta dice en algún momento, no debemos entender este “tú” y ese “yo” de una forma romántica, como proyecciones directas del autor y de su pareja o parejas, ya que la biografía aparece de una forma también oblicua, que hay que trabajarse como lector, una biografía que no sabemos si es verdad o no, pero que el autor intenta que sea verosímil.
Y luego está ese “ellos” usado en muchos poemas con una finalidad narrativa que se refuerza con los pretéritos imperfectos. De pronto en mitad de una escena narrada teniendo como protagonistas a “ellos” aparece el “yo” y todo vuelve a ese espacio diferente de la creación poética. (Pág. 24 Día 7 Cuarentenario).
Hay, en definitiva, una proyección hacia afuera a través de la creación de pequeñas escenas literarias que sirven de marco para exponerse, para mostrarse.
En esa línea aparece eso que el poema llama “extrañas formas mías”, que no es extrañeza sino autenticidad y legitimidad de ser genuinos, únicos e irrepetibles.
Por otro lado, y como curiosidad para ir terminando, quiero destacar además cómo asombra la cadencia del verso libre, en aquellos poemas que no están escritos en prosa, verso libre que sin embargo se asimila a la métrica impar por momentos en consonancia con el tono del poema meditativo, elegíaco pero sin los excesos de la nostalgia.
Finalmente, entre reflexiones, experiencias vitales del yo y del otro o de los otros, apoyándose en la música, Viva Suecia, Artic Monkeys, Ismael Serrano, Izal,.. va creciendo el libro, estas ensoñaciones de Antonio de las que no sé, finalmente, si se podría decir en un sentido purista que sean un libro de poemas pero sí desde luego que forman un gran libro de poesía.
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