miércoles, 28 de octubre de 2009

Canciones.

Presentación de mi lectura en la Feria del Libro
Murcia, 27 de octubre de 2009


Ayer por la tarde el tiempo se me echaba encima, llegaba la hora de irme y no sabía aún cómo iba a leer, qué iba a leer, qué broma diría al principio, justo en ese momento en el que la cosa se pone seria, como ahora, y el auditorio, es decir, vosotros, piensa, bueno, ya empezamos con los poetas y su ganas de sufrir.

Pensé en narrar una historia inventada y que desde hace algún tiempo cuento como si fuera verdad, en la que mis padres me llevan al médico, alarmados, y cuando éste les pregunta por mi salud los dos se miran y dicen con cierto agobio, haga algo, doctor, el niño nos ha salido poeta.
Pero no, luego decidí que no lo iba a contar.

De pronto me acordé de una lectura a la que asistí, una lectura de Clara Janés, en la que la poeta contó su historia de amor con el también poeta checo Vladimir Holan. Después de muchas vicisitudes, consigue que la inviten a cenar con el escritor y se queda pasmada, incapaz de entender una palabra de lo que se hablaba en la mesa en una lengua que ella aún no domina. Por otro lado el ramo de flores que le ha llevado y que el poeta, algo huraño, coloca justo entre los dos no ayuda mucho.

De vuelta a Barcelona, decide que tiene que hacerle ver lo que ella siente y decide también escribir Kampa, que en realidad es la misma decisión. Y se pone a cantar para que él, que no conoce nuestra lengua, pudiera entender al menos su música y la pasión y los sentimientos que ella había puesto en cada línea, en cada nota de este libro.

Así que después de contar y de cantar esta historia, Clara, con sus ojos azules en los que podrías perderte como si fueran el canto mismo de las sirenas, empezó de nuevo a cantar los poemas y nos quedamos todos, al menos yo, con el asombro tatuado en la cara.

Y pensé ayer, justo antes de que se me hiciera tarde, al borde justo de cerrar la puerta, que no estaría mal que yo leyera unas canciones, que hiciera que mis poemas por una tarde fueran canciones, también canciones de amor.

Y al releer mis libros, mis poemas sueltos, más allá de corroborar que la vida me había hecho mayor antes de tiempo, además, digo, me encontré con que a lo largo de los años, había estado cantando, que había una música y que esa música también hablaba del amor, a veces de ese amor tan necesario por uno mismo, pero también, por qué no, de aquel que está indefinido hasta que apareces tú.

1 comentario:

Dyhego dijo...

Seguro que fue interesante todo lo que dijiste.