Esta mañana me apetecía escribir algo en mi blog, ya son muchos años los que caminamos juntos. La razón por la que empecé a escribir aquí no era otra que la necesidad de un confidente, en otra época, en otra vida casi, aunque siga siendo la misma por fortuna. Al principio era casi un guiño para otra persona, un decir algo velado, un sigo aquí aunque no quisiera seguir, pero no me resultaba fácil romper esos hilos, después fue un gusto, un compartir, un punto de encuentro con muchos amigos, una alegría poder decir esto y aquello y leer lo de más allá. Una aventura, vamos, la de estar vivo y compartir con los demás esas cosas cotidianas que nos hacen especiales, como en un juego, el juego de ser escritor.
Muchas cosas han pasado por aquí, de muchas cosas me enteré por otros blogs similares, algunos ya nadie los actualiza, alguien faltó, nos dejó huérfanos en sus peceras y mundos submarinos, eso también pasó por aquí, y los hilos se cortaron con un brutal manotazo, no es que fuéramos los mejores amigos del mundo, pero éramos lo que habíamos sabido ser y encontramos pese a los kilómetros, muchos, un hilo, un hilván para mantener vivos nuestros vínculos familiares. Últimamente me acuerdo mucho de ti, es extraño, tendríamos ahora más o menos la misma edad, ahora que uno de los dos se ha quedado para siempre en los maravillosos cuarenta, en la felicidad de sentirse maduro pero no viejo, joven pero con esa capacidad de dar tierra a los sueños, viento, fuego a lo que deseamos.
Y amigos, como Diego Morales, con el que supe mantener un diálogo personal a través de este cuaderno, del que hoy me siento orgulloso. Hablar del salondelospasosperdidos es hablar de José Óscar, de Diego Sánchez, de Joseda, Ginés Sánchez, Cristina Morano, Javier Moreno, Andrés García Cerdán, José Manuel Gallardo, de Luz Calero, César Cerón, de Álvaro... con los que compartí la pasión de andar diciéndonos cosas cada uno en su sitio (Es curioso que al enlazar los blogs me he dado cuenta de que algunos te redireccionan a páginas donde se venden coches o cerraduras que nada tienen que ver con quienes los crearon. Eso sí que es reciclaje). Con Antonio Sánchez-Carrasco y Antonio Lorente, no sé qué excusa usar, salvo la de que me encanta decir sus nombres para que en mi vida sean de esa verdad de la que siempre han sido.
También mantuve amores improbables, otros silenciados, comentarios que guarda la memoria de google y que nunca nadie leerá, no por pudor, sino por intimidad, pero que siguen ahí, porque alguien algún día los pronunció para mí y si entorno los ojos soy capaz de revivir la emoción de la primera vez, como en una pequeña bola de navidad a la que podríamos girar para ver caer las asucas de aquel momento.
Y luego llegó mi Nuria, y el mundo giró de nuevo, porque ella no lee los blogs de nadie, así que yo escribía cosas, pistas, guiños, que iban en botellas de cristal hasta costas remotas, donde un día junto a nuestras pisadas aparecieron las de unos pies diminutos. Pero ella sigue sin leer mi blog, así que encontré una libertad imprevista para poder decirle cosas sabiendo que no las leería, la convertí en un personaje, en mi cómplice, en mi compañera, papeles que ya asumía en la vida. Aunque de todas las me quedo con la de andar por casa, la que se aburre con internet y prefiere que le lea las cosas y me mira con atención y me escucha. Me basta, como decía Ángel González. Así que si ahora mismo te estoy leyendo estas palabras en la cocina o sentados en el sofá, por favor, dame un beso y no me dejes terminar.
Feliz navidad.
Muchas cosas han pasado por aquí, de muchas cosas me enteré por otros blogs similares, algunos ya nadie los actualiza, alguien faltó, nos dejó huérfanos en sus peceras y mundos submarinos, eso también pasó por aquí, y los hilos se cortaron con un brutal manotazo, no es que fuéramos los mejores amigos del mundo, pero éramos lo que habíamos sabido ser y encontramos pese a los kilómetros, muchos, un hilo, un hilván para mantener vivos nuestros vínculos familiares. Últimamente me acuerdo mucho de ti, es extraño, tendríamos ahora más o menos la misma edad, ahora que uno de los dos se ha quedado para siempre en los maravillosos cuarenta, en la felicidad de sentirse maduro pero no viejo, joven pero con esa capacidad de dar tierra a los sueños, viento, fuego a lo que deseamos.
Y amigos, como Diego Morales, con el que supe mantener un diálogo personal a través de este cuaderno, del que hoy me siento orgulloso. Hablar del salondelospasosperdidos es hablar de José Óscar, de Diego Sánchez, de Joseda, Ginés Sánchez, Cristina Morano, Javier Moreno, Andrés García Cerdán, José Manuel Gallardo, de Luz Calero, César Cerón, de Álvaro... con los que compartí la pasión de andar diciéndonos cosas cada uno en su sitio (Es curioso que al enlazar los blogs me he dado cuenta de que algunos te redireccionan a páginas donde se venden coches o cerraduras que nada tienen que ver con quienes los crearon. Eso sí que es reciclaje). Con Antonio Sánchez-Carrasco y Antonio Lorente, no sé qué excusa usar, salvo la de que me encanta decir sus nombres para que en mi vida sean de esa verdad de la que siempre han sido.
También mantuve amores improbables, otros silenciados, comentarios que guarda la memoria de google y que nunca nadie leerá, no por pudor, sino por intimidad, pero que siguen ahí, porque alguien algún día los pronunció para mí y si entorno los ojos soy capaz de revivir la emoción de la primera vez, como en una pequeña bola de navidad a la que podríamos girar para ver caer las asucas de aquel momento.
Y luego llegó mi Nuria, y el mundo giró de nuevo, porque ella no lee los blogs de nadie, así que yo escribía cosas, pistas, guiños, que iban en botellas de cristal hasta costas remotas, donde un día junto a nuestras pisadas aparecieron las de unos pies diminutos. Pero ella sigue sin leer mi blog, así que encontré una libertad imprevista para poder decirle cosas sabiendo que no las leería, la convertí en un personaje, en mi cómplice, en mi compañera, papeles que ya asumía en la vida. Aunque de todas las me quedo con la de andar por casa, la que se aburre con internet y prefiere que le lea las cosas y me mira con atención y me escucha. Me basta, como decía Ángel González. Así que si ahora mismo te estoy leyendo estas palabras en la cocina o sentados en el sofá, por favor, dame un beso y no me dejes terminar.
Feliz navidad.
6 comentarios:
Feliz Navidad, Antonio.
Muchas gracias.
Sabes mi aprecio y mi admiración.
Personalmente, me gusta más el blog que el facebook.
Un fuerte abrazo y mis deseos de que paséis un buena y feliz Navidad.
Agradezco esa apetencia tuya de escribir algo este 24 de diciembre. Algo que es mucho.
Es cierto que a veces te sorprende a donde te lleva una búsqueda, donde nada tiene que ver lo que se encuentra con lo que se busca pero también es cierto que a veces sucede el hallazgo. Desde hace años es para mí un placer seguir los hilos, los caminos, destrenzarme y perderme.
No es relevante el dato pero me apetece decir(te) que aquí llegué buscando a Akiko Yosano.
Hallazgo doble para acompañar el segundo café del segundo día del año
Gracias
Gracias a ti. Aunque me alejo nunca lo abondono.Me gusta el blog, sus hilos que a la vez son más íntimos pero que paradójicamente preservan más la intimidad.
Gracias a ti. Aunque me alejo nunca lo abondono.Me gusta el blog, sus hilos que a la vez son más íntimos pero que paradójicamente preservan más la intimidad.
Cuanta emoción me has removido Antonio, yo que no soy más que un esporádico blogger me he sentido transportado con tus recuerdos y reflexiones, gracias. Un abrazo,!! (y... ¿se nos fue el pececillo?)
Antonio, siempre llego tarde (como en muchas cosas en la vida), pero, como siempre también, me emocionas. Tenerte como amigo, leerte y compartir momentos es un regalo. Y yo, agradecido, de corazón
Publicar un comentario