jueves, 28 de marzo de 2013

En un cuento de Clarín

No siempre que me tomo un café a las diez de la noche sueño con Clarín. Anoche soñé con Clarín. Anoche había tomado café. Como en el relato El dúo de la tos, te asomas a la ventana del Gran hotel del Águila y oyes una tos dos plantas por encima de tu tos, y te pones a especular de quién será esa tos, por qué , sea de quién sea, ha venido precisamente a este hotel y el porqué de que también precisamente ahora esté asomada o asomado (nunca se sabe) a la ventana en este instante, ahora mismo, en el que tú también te has asomado. Toses como queriendo decir que aquí estás, y que tú también, de todas las bebidas que podrías haber tomado esta noche, has tomado café y ahora sufres insomnio y toses.

Así que son las cuatro de la mañana y no puedo dormir y me desvelo y abro los ojos y estoy en una cama enorme a oscuras. Noto el calor de mi familia, , a un lado la mujer que amo, al otro mi pequeño hijo, los dos, por un momento, como en ese relato de Clarín, tosen levemente, nada afortunadamente de lo que preocuparse. Y entonces lo comprendo, todos estamos soñando y le doy las gracias a Clarín.

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