viernes, 22 de marzo de 2013

Ese algo intangible

El otro día la gente empezó a opinar. Yo pensaba que la cosa iba a quedar en el aire, que en el mejor de los casos tan sólo iban a comentar, a gustar, a disgustar los que estaban en eso y no en lo otro. Ya se entiende. Pero de entre todas las cosas que se dijeron se me quedó una rondando la cabeza y que no me la quito, por eso la voy a decir, no para que nadie se moleste, sino para que caiga y pase a otro y ese otro ya no sea yo. Varias personas terminaron, o empezaron, diciendo que dedicarse a la política incluso les costaba dinero. Y al principio me dije, qué duro, ¿no?, poner dinero de tu bolsillo incluso, hasta que caí en la cuenta, joder, y lo que me cuesta a mí jugar al pádel, por ejemplo, y escribir poemas; la de fotocopias que hago, la de poemarios que encuaderno, la de paquetes que envío a premios improbables, y además yo no engaño, no desfalco, no aspiro a medrar, ni a robar, ni... que la poesía sí que busca el bien de los demás y la belleza y la verdad. Así que dándole vueltas estoy buscando la manera de pasar el tiempo haciendo algo que me haga feliz y que no me cueste dinero. Esta tarde ha valido por todo un día de sol, y aunque he salido a comprar libros en una feria de libros de ocasión que ya era una realidad inexistente, he descubierto el camino, de verdad, porque cuando he vuelto a casa y he introducido mi llave en la puerta de este hogar habito y he dejado el carricoche con mi hijo dentro (lo contrario mi mujer no me lo perdonaría en la vida)me he dado cuenta de que llevaba las manos vacías -no libros, no cds, no objetos banales- pero el corazón y las vísceras que lo rodean llenos de ese algo intangible.

2 comentarios:

Antonio Sánchez-Carrasco dijo...

Grande, Antonio. Verdades a manos llenas, como es habitual. Amor y tiempo son las únicas cosas que no podemos comprar, sino gastar a manos llenas, como decía el otro.

Antonio Sánchez-Carrasco dijo...

(No sé si te llegará este comentario). Grande, Antonio. Verdades de las verdaderas. Sólo el amor y el tiempo son las únicas cosas de esta vida que no se pueden comprar, sino gastar a manos llenas, como decía el otro.