domingo, 25 de noviembre de 2012

Domingo por la mañana

Renunciar a la libertad es renunciar a la cualidad de hombres, a los derechos de humanidad e incluso a los deberes.

Jean Jacques Rousseau

sábado, 17 de noviembre de 2012

Recital en el ciclo Los Lunes Literarios

El lunes a las 21:30 leeré en el ciclo Los lunes literarios. Será en la cafetería Zalacaín de Murcia.

Más información.


Piazza Erbe

Estábamos allí sentados en la plaza
una tarde frugal y sin embargo azul
y extrañamente lenta de Verona.
Como en una postal, pensé, la tarde,
el paspartú, una manzana.

Esbozo en un cuaderno los detalles
como la mano o el paso de la luz
a través de los puestos del mercado,
donde la voz nerviosa
y la intención venal de los tenderos
encuentra su razón.

Y tú y yo en la mitad de ese mercado,
compañeros de viaje y de la vida,
esperando tan sólo
a encontrarnos de nuevo con la noche.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Juan Carlos Mestre

El otro día, en Albacete, dentro de las actividades del Festival Fractal Poesía, escuché por primera vez a Juan Carlos Mestre con su acordeón.
Estábamos hablando de poesía, leyendo poemas, alguien habló de un premio, de esto y de aquello, todos azorados, nerviosos, amorosos también, hasta que habló Juan Carlos Mestre y se hizo el silencio y ya nadie pudo decir nada que fuera mejor que ese silencio.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Kilimanjaro en El Palmar

 Joaquín en la ascensión al kilimanjaro

No es todo lo que parece, a veces es mucho más y no es que lo que parezca sea poco es que lo que es es más de lo que parece, otra realidad, como si las cosas fueran esto y aquello y lo de más allá y de pronto ya no son planas si no que son poliédricas, tienen centro y a la vez se descentran y se enriquecen y se multiplican, como en un caleidoscopio. 

Pues eso es lo que me pasa a mí con Joaquín, que va y viene y no para y sube y baja y además escribe.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Abbas Kiarostami a tiempo real


 Recuerdo una película de Abbas Kiarostami. Estábamos sentados en el escarpado patio de butacas de la sala dos del antiguo cine Salzillo. Había arrastrado a un grupo de amigos a ver la película. Y aquello se hizo interminable. Yo veía los movimientos de sus piernas, los golpecitos contra el respaldo de la butaca, sus posturas imposibles. Fue a la cuarta o quinta llamada telefónica que recibe el protagonista -que ha ido a un pueblo remoto, creo recordar, a grabar los funerales de una anciana, que por otro lado no termina de morirse-, cuando alguien se levanta y se va posiblemente al baño a fumar, otro dice que hasta aquí hemos llegado, una pareja de entonces me censura con su mirada encendida, en fin. Es verdad que cada llamada de teléfono suponía entre cinco y diez minutos de filmación a tiempo real, veías al protagonista correr hasta el coche, abrir la puerta, acomodarse en el sillón, meter la primera, acelerar, saltar con el primer bache, con el segundo, con el tercero, ves los campos de cereales, escuchas el trigo azorado por la velocidad del todo terreno, las avispas, sientes el polvo diez minutos, cambia de marcha, emprende la última rampa, vuelves a saltar, frena, para el motor, desciende, cierra la puerta, y aún permanece ese alguien al otro lado de la línea, sabedor seguramente de las dificultades para comunicar en este terreno donde no existen ni las antenas de repetición ni las elipsis temporales.

Y no puedo evitarlo. Qué cosa más bella, más singular, más humana.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Disfrazados

Vecinas, mujeres de tu ciudad -reza el anuncio- que quieren hacerte el amor, así sin más, sin saber nada más de ti, de tus gustos, de tus filias, de tus posturas favoritas, y además vestidas de halloween. Más abajo te advierten de que deberías ir a tu supermercado de confianza porque a partir de mañana las calabazas están a mitad de precio, desde ayer a media tarde ya están a mitad de precio. Un tío muy serio, del que ahora no vas a decir el nombre, aparece vestido de drácula junto a su hija quinceañera, los dos han llegado a destiempo a esta estación donde la empatía empieza a ser un punto imposible, eso al menos dice ahora desde la imagen de su perfil. Lleva las gafas ladeadas y se le ve la derrota. Un consejero de la comunidad autónoma donde resides, que mola mogollón, aparece entre dos chicas disfrazadas de vampirelas a la puerta de una biblioteca regional -es un imbécil y ellas dos chicas que anuncian un salón del cómic que nada tiene que ver con halloween- pero la foto mola o no, o lo que sea que puede ser para ese señor. Dos amigos de la infancia aparecen disfrazados de dragqueens -se veía venir y lo aceptas de forma amigable. Pumuky ha vuelto.  un maillot negro hace las veces de disfraz. Dos camareras en una discoteca de moda venden true blood bien fresca. Un amigo escritor que hace dos días decía que se iba a morir ya no se muere pero se ha pintado la cara con una cera blanca y otracera negra, se intuye al menos al ver el resultado.

Una pantalla emergente de pronto te asalta: "Sólo necesitas un disfraz -reza- de lo que sea, el miedo ya lo pone la realidad".