lunes, 30 de mayo de 2011

lunes, 23 de mayo de 2011

Berlín de J, Enríquez Sánchez


Cortometraje "Berlin" por CanalFriki

En desagravio


Todo empezó como una broma. De pronto quiso cambiar los hechos, dijo trece y añadió de abril. Lo siento, se excusó, ya hace más de un mes y fingió cierto rubor, como dando a entender que le abrumaba que alguien se acordara de su cumpleaños. Dos días después en el trabajo lo interrogó una compañera sobre el mismo asunto. Y volvió a hacerlo. No, que va, apostilló, mi cumpleaños es en septiembre, el catorce, no te preocupes y otra vez se ruborizó levemente.

Al abrir su correo electrónico esa semana tuvo que contestar a varios email. De una forma que ya iba siendo invariable comenzaba: lo siento, mi cumpleaños fue el dos de mayo, el siete de julio, el cuatro de abril.

Ahora pasa las páginas del calendario con angustia, intenta recordar la fecha, el día concreto en el que nació. Y no lo sabe. Está perdido. Entre todos los días del año, piensa, sólo necesita uno. Al preguntárselo a sus padres, éstos lo han dado por caso perdido. El otro día entre lágrimas su madre le dijo que lo sentía mucho, insinuó que nunca nadie le había hecho tanto daño y que si quería olvidar ese día era problema suyo, pero que ella no iba a entrar al trapo, que no iba a aceptar su juego, que allá él.

Así que ahora en desagravio ha decidido celebrar su santo y le resultaría fácil, piensa, si fuese capaz de recordar su nombre.

viernes, 20 de mayo de 2011

Eufemismos y perversiones 2


PERVERSIÓN

Cada día se hace más difícil ser ciudadano en un país como España. Las calles están llenas de caretos descoloridos, ni siquiera ya nos tomamos la molestia de dibujarles un bigote o decorarlos obscenamente, un photoshop en condiciones. Se lo decía el otro día a mi hijo , mientras dejaba sobre la mesa un spray, a ver si picaba, a ver si por eso de llevarme la contraria le daba por salir a la calle y hacer un Basquiat sobre el careto de Valcárcel o la jeta de la Retegui. Pero nada.

Me miró de soslayo, sin hacerme mucho caso. No, papá, me dijo, que eso ya no se puede hacer, que ahora son ellos los que te sacan el dedo como diciéndote que te den por el culo o hacen ruedas de prensa sin prensa, los que dicen barbaridades y te obligan a comer entre exabruptos.

Ah, perdona, le dije, no lo sabía. Alabé su actitud política y volvimos a nuestros quehaceres.

Eufemismos y perversiones 1


"La decisión de prohibir las protestas de la Junta se tomó por cinco votos a favor, cuatro en contra y una abstención. Los magistrados del Tribunal Supremo Luciano Varela (progresista e instructor del caso contra Garzón por la memoria histórica) y José Manuel Maza (conservador) redactaron sendos particulares discrepantes. Entre los cuatro en contra de la prohibición se incluyen catedráticos propuestos en su momento por el PSOE".

Extracto de la noticia El Movimiento 15-M mantiene el pulso ante el veto a las manifestaciones de El país digital. 20/05/2011

Eufemismos: "progresista", "conservador", "¿Partido obrero?"

Me resulta curioso, al menos, que una junta electoral esté compuesta por una serie de personas que se declaran "progresistas", "conservadores" o que hayan sido propuestos por uno u otro partido. No sé, pero habrá que revisar eso también, también hay una intención política ahí. ¿O no?

domingo, 15 de mayo de 2011

Domingo por la noche

Bosque encantado de Antonio Comenge

La noche de los domingos es una noche breve, extraña. No es más que un parpadeo. Las cosas que pasan la noche de los domingos no suelen ser referidas en las historias, son simplemente cosas que pasan. El domingo por la noche preparé la comida del lunes, te dices, o el domingo por la noche escuché la radio hasta que pude conciliar el sueño, cosas así, sin importancia en apariencia.

Nunca pasa nada un domingo por la noche. Ni siquiera esta entrada.

viernes, 6 de mayo de 2011

Teclear tu nombre en el trabajo


Estoy en mi oficina. En las mesa de al lado mi compañera habla por teléfono. De la otra habitación llega una música. Yo me relajo, me quito los cascos, me detengo a pensar un segundo, quizás un poco más. Y empiezo a teclear, no sé por qué, pero tecleo, voy dándole a cada tecla, esbozando un texto imposible, pero escribo en el vacío, como en esos juegos simulacros de guitarra de la adolescencia, porque el ordenador está apagado, porque escribo sobre un silencio que empieza a coincidir con cada tecla, cada palabra en ausencia, inventada, recreada en sus sonidos metálicos. Plástico. Esto no lo estás diciendo, lo estás sonando.

Suena esto. Suena tu nombre, cinco teclas, cinco letras, cinco deseos y todos giran en torno a ti esta mañana.

lunes, 2 de mayo de 2011

Golondrinas y verano (remake)

Antonio López


Cuando era pequeño sabía que había llegado el verano por el vuelo de las golondrinas. Entonces los calendarios no siempre regían las estaciones, al contrario, otras cosas más livianas en apariencia decían estamos aquí, ha llegado el verano, ya es primavera. Así, por ejemplo, una camiseta corta regalada en febrero hacía que quisiéramos ser verano, un poco de ese verano en el que por otra parte el simple anhelo de una manga larga a su vez adelantaba en varios meses el invierno siguiente. Las golondrinas entraban en la plaza de los cerezos, volaban, trazaban giros imposibles, piaban de una forma viva y enérgica. ¿Cómo volar así? Pura energía. Y yo me quedaba mareado -en parte por la astenia primaveral- respirando esa luz que ya olía de otra forma, como si el verano pudiera tener un olor y el olor fuera ése. De pronto las noches se hacían cortas, de pronto hacía mucho calor, el cuerpo traspiraba, tenías unas ganas terribles de vivir. Y pensé en cómo una cosa tan pequeña y tan oscura podía traer el verano infinito y luminoso. Y no encontraba nunca respuesta. Han pasado los años y sigo sintiendo lo mismo. Hoy me he dado cuenta, de pronto, al salir al mundo por mi calle, que de nuevo estaba el verano aquí. Las he visto, me he vuelto hacia atrás, a los diez años, cuando el mundo aún era interesante sin esfuerzos, lleno de asociaciones sorprendentes, de significados no siempre posibles para los significantes del mundo. Y las he visto revolotear por mi calle. Es verano, me he dicho, es verano de nuevo. Y cuando he vuelto a casa he buscado un poema que había esbozado hace seis o siete años en la Residencia de estudiantes de Madrid, porque sabía que esto ya lo había escrito:


Entre las copas de los árboles –dice el poema-

la mano del invierno se despereza.

Sobre los edificios,

a los lejos, se escuchan

los cantos estridentes de las aves

que hilvanan un zurcido negro

en el azul de la mañana.

La fresca vaharada de la acequia

canta su cantinela:

es la luz del verano

la que se escapa entre los dedos.


Y al terminar de releerlo me he sentido feliz. Hay cosas que no cambian, me he dicho, y está bien que no lo hagan.