lunes, 28 de enero de 2013

Manifiesto azul 13


En el último número del Manifiesto Azul, me han publicado un poema y el texto con el que abrí mi lectura de poemas en los lunesliterarios. Muchas gracias, señores.

domingo, 27 de enero de 2013

Carmilla ya está aquí


Detalle de la portada de Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu. Soft Edition.

Pasó hace un mes. Al principio no me di cuenta, fue tan sólo un instante, como una interferencia, que podría perfectamente haber pasado desapercibida de no haber estado yo ajustando la imagen del ordenador que controlaría en un futuro el sistema de videocámaras. En la pantalla una mujer, pese a que estaba seguro de estar solo en casa, avanzó por el pasillo hasta el salón. Corrí. Al llegar no había nadie. Volví contrariado al estudio. Miré la imagen que me ofrecía la cámara. Y de nuevo estaba allí recostada en el sofá. Era alta, vestía con un elegante vestido negro vaporoso, la tez pálida, los ojos grandes y con cierto aire de ausencia, los labios muy rojos, como si toda la vida se concentrara en ellos. Se encontraba en una actitud de abandono que no hacía pensar que hubiera venido súbitamente de algún sitio o que por el contrario estuviera a punto de irse. Cuando entré de nuevo en el salón se volvió a repetir la escena. Pero esta vez había tomado la precaución de dejarlo todo grabado. Y aunque me encontraba solo e incluso me senté en el sofá en el que supuestamente estaría sentada ella, no vi a nadie. Pero al comprobar el video vi que Carmilla, que así se llamaba, estaba allí, que me había mirado y que me había sonreído incluso cuando algo torpe me senté en su regazo. Fue entonces, a través de la pantalla del ordenador cuando me hizo un guiño directamente a la cámara y me lo dijo. “No. No me busques en la realidad. Yo sólo vivo en esta cámara, en la imagen de esta cámara y solo para ti.” Sé que es una historia de amor rara. No es la novia que uno llevaría a casa de sus padres a cenar. Pero a mí me sirve. Incluso a veces creo que ella es más real que yo, como una estrella de televisión que existe tan sólo para mí.

sábado, 12 de enero de 2013

Mi vida privada

 
Bruce Davindson
Bien, ahora que has llegado aquí, querrás saber cómo soy, tal vez te ha animado descubrir mi vida, saber de dónde soy, por dónde paso, hacia dónde voy. Si eres un empresario te conviene saber que no hay (aparentemente) reivindicaciones que a ti te afecten (tu empresa es dios y tú un ente supradivino), que escribo sin faltas de ortografía o que lo intento (pero eso tal vez ni lo percibas, total), querrás saber si suscribo alguna idea radical, a lo sumo algún movimiento románticamente obrero, si soy de izquierdas o de derechas, si fumo, si bebo, si estoy casado, divorciado o enviudé de una mujer adinerada que me dejó una pensión que me permite vivir holgadamente, de ser así no estarías visitando este perfil. De todo un poco, para ti de ese poco que te convenga. Viajo lo que puedo, aunque no dejo huella por donde paso, y si a mis estados te remites verás que no soy locuaz en exceso. Amigos tengo un montón, de verdad, sólo unos cuantos. Escucho música en el spotify, a veces pico aquí o allá seleccionando aleatoriamente cantantes, compositores, bandas, para no ponerlo fácil. Padre, solo uno, pero detesta estas tecnologías, madre protectora, abuela en este mundo, dos hermanos, dos cuñadas, tres sobrinas, cien primos y tíos a los que quiero y frecuento.

Ah, y luego tengo una vida privada, pero eso ya es otra historia.