miércoles, 27 de febrero de 2013

Entrada en préstamo: No es sí.

Una vez más tomo en préstamos un entrada ajena. Esta vez del blog  Bosque de bambú 


"Y allí estaba yo en mitad de un sueño que no era el mío. Sentía cuerdas invisibles que me movían y me llevaban de un sitio para otro sin preguntar. Un deseo irrefrenable me corroía por dentro cuando, al pasar ante mí algo que realmente me apetecía hacer, notaba un tirón que me apartaba el bocado de los labios. Yo me decía que no era el momento, que el guión no hacía concesiones o que no me podía salir del papel. Ser el sueño de otro era una tortura. Me decían que así era todo más sencillo porque no había que pensar ni tomar decisiones. Continuamente salían de mi boca síes que se me atragantaban y formaban un nudo imposible de deshacer. Me sentía como esa niña a la que sus padres le hacían repetir una y otra vez la misma monería ante cualquiera para que vieran lo lista que era. "No importa que no te apetezca, decían, tú eres una niña buena y como tal has de actuar". Y actuaba, claro que actuaba. Estaba a punto de ganar un Óscar por toda una carrera dedicada a la interpretación cuando, de repente, dije NO por primera vez. Un NO rotundo de esos que cuesta pronunciar y en los que no cabe la menor duda. Aquel día, sin saber cómo, oí por fin mi voz y me gustó. Tuve que pronunciar un NO para decirme SÍ."

Mi foto

martes, 26 de febrero de 2013

Realidad realidad contra realidad virtual

¿Se puede escribir una entrada en un blog mientras se siente la necesidad acuciante de ir a orinar?

Hay ejemplos, se dice, en el mundo de la literatura de escritores que escriben bajo algún tipo de privación o de dependencia o de mono. Se dice, pero ya le hubiera gustado a él encontrarse en alguno de esos estados y no en el que se encuentra ahora, con las piernas apretadas, intentando no focalizar la atención sobre la próstata y sus músculos. No pensar en mear es como echar leña al fuego y el fuego se apaga con agua.

Si Cervantes hubiera tenido que escribir una tan sola de sus páginas en estas condiciones es posible que no lo hubiera hecho, se dice, otra cosa es la literatura actual, o, añade, para ser justos, parte de esta literatura, que sí que parece estar hecha bajo estos apremios. La presión antes que la adicción.

Y se imagina redactando una nota de prensa, un artículo de opinión para tal o cual medio, y además haciéndolo así, con estas apreturas, con estas condiciones que no se lo ponen fácil. Sea breve, le han dicho, y ya no sabe qué hacer. El baño está ocupado, el ordenador está libre. Está viendo que mear virtualmente sobre esta página no le está sirviendo de nada. Por goleada está ganando la realidad realidad a la realidad virtual, donde ya estaría discurriendo calle abajo, adentrándose en la zona de los bares, sería de noche y sonreiría al pedir otra cerveza.

miércoles, 20 de febrero de 2013

No sé si podré acabar esta entrada

Desde hace un mes mi vida se ha vuelto mucho más emocinante, de hecho, ahora mismo, el gesto inocente de escribir en mi blog se ha vuelto una actividad incierta que no sé si podré concluir. De todas formas concluir es un verbo que se encuentra en las antípodas de todo lo que es mi vida.

¿Podré terminar esta entrada? Se ha dormido en mis brazos, que no es exactamente lo mismo que un hecho delictivo. Lo he mecido hasta que no ha podido más, con alevosía, es cierto, hasta que ha cerrado los ojos, que según dicen, es lo único que no ha sacado de su padre. Ha sido entonces cuando he empezado a escribir a hurtadillas que tampoco es lo mismo que escribir en voz baja, pero que se le parece bastante.

De pronto he escuchado un quejido y ya no tengo dudas, sé que no podré acabar esta entrada. 
Y lo que me importa.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Dormir


 
Cojo un libro e intento leer. Al rato me he dado cuenta de que estoy leyendo, pero que aún no tengo el libro en las manos. Compruebo de hecho que leo con los ojos cerrados las páginas de un libro también cerrado que está en otro día de otra habitación. Después de este rollo no me queda otra que echarme a dormir pero para estar en consonancia lo hago con los ojos abiertos.

martes, 5 de febrero de 2013

la felicidad hipocondríaca

Ayer leí un relato de Millás de los Articuentos. Joer, con el tío. Es un cuento feliz, una especie de historia de un hombre que no enferma, que extrañamente ha dejado de enfermar en un mundo de hipocondríamos y enfermos reales. Hasta tal punto se ve presionado por su entorno neurótico que se finge enfermo para alcanzar la felicidad.

Después de leer el cuento le dejé un sobre con dinero en negro, al menos creo que es así, en el buzón a un vecino para que me permita aparcar el coche en su plaza de garaje.

No tengo nada más que decir. Podrían ser las siete de la mañna y estoy despierto. Del fondo del pasillo llega un rumor, me adentro en esa oscuridad extraña...