viernes, 26 de junio de 2009

Júbilo de verano

Agrupación fotográfica Sartou Carreres

Vamos a ver, me digo, escribe algo que sea simpático, algo con esa chispa que en ciertos momentos tienes, pero no te lo creas tampoco, bueno o sí, creételo. Escribe algo, me digo, para despedirte este verano.

Llevo cuatro meses sin descubrir por qué la gente visita a diario una de las entradas de este blog, La tarde más disparatada del mundo, pero es así y qué le voy a hacer. He pensado: me están estudiando en una universidad del oeste de Estados Unidos. He pensado: una agencia de información secreta utiliza mi entrada para codificar sus textos. He pensado: una secta peligrosa de fieles adeptos de lo zafio lee como un mantra una y otra vez mi entrada antes de dedicarse a cometer sus terribles crímenes que consiten en comer pipas por las calles peatonales del centro de cualquier ciudad y tirar las cáscaras al suelo. Malditos. He pensado también: ¿no será que tú inconscientemente entras una y otra vez en la misma entrada y luego, como un digno ciclotímico, lo olvidas?

Llevo ocho o nueve meses dale que te pego a este blog, he contado y descontado, he negado, afirmado, retocado, remozado, reelaborado vida, ficción, verdad, mentira. Dios mío, cuántas cosas, y además he dejado por escribir varias entradas, una sobre Alburquerque y una niña murciana que quería irse a vivir a esta ciudad americana, ser negra y cantar gospel, otra sobre otra niña que quería un perro y su madre le dio una caja con un cordel primorosamente atado para que lo paseara, hoy otra sobre Michael Jackson, que se ha muerto, aunque en realidad sabía que llevaba muchos años ya en esa isla del Caribe donde vive Elvis y sus excentricidades no son más que verdaderas genialidades que los fan agrandarán y que los detractores esgrimirán para derrocar este ídolo extraño, ajeno a la vida, enfermizo y vacío.

Llevo ocho o nueve meses dale que te pego a este blog, he contado y descontado, y ahora más que nunca creo que lo voy a dejar a la sombra de estas palabras, tranquilo, a la espera de nuevos días y de nuevas historias. Y ya más tranquilo, ya más yo, solo quiero deciros que os quiero, que todo esto lo he hecho por mí y en parte, por qué no admitirlo, por vosotros. Un beso. Hasta pronto. Disfruten.

miércoles, 10 de junio de 2009

Vidas paralelas


Estoy agotado esta noche, pero quiero escribir esta entrada antes de irme a dormir. En la televisión una mujer dibuja un mundo mejor con arena o al menos más hermoso, la misma arena que este largo fin de semana se pegaba a nuestras piernas, húmedas, pequeños cubos cristalizados sobre nuestra piel.

Siempre hay mundos paralelos, por ejemplo, el lunes por la noche, eran las dos de la mañana, nos deslizábamos por las calles de Mazarrón con nuestros patines. Un mundo nuevo fluía ante nosotros. Patinando todo es diferente, las cosas tienen otro tiempo, la vida, de pronto, es fácil y el aire tiene la extraña consistencia de una blanda niebla que se abre a nuestro paso. Pero están los mundos paralelos. Así que a la misma hora y en las mismas calles, bajo la misma luna, unos zumbados van en una furgoneta y se ríen, ven a alguien patinando, vienen de fiesta, quién sabe, y deciden gastar una broma, deciden que la rubia con patines es una víctima idónea a sus propósitos y dirigen las luces de su coche y el coche detrás hacia la chica y pisan el freno de golpe, provocando un derrape que nos pone a todos el corazón en vilo. Se ríen.

Esa misma noche me detengo mirando la luna. Aparece y desaparece entre las manos verdes de las palmeras del paseo. Y siento que soy libre, que he llegado allí y que no sé qué será mañana de mí, de mi vida, de este salón de los pasos perdidos que es el presente y no me importa, estoy feliz, vivo, siento. A la misma hora un muchacho acaba de dejar al último de sus colegas en la puerta de su casa, está feliz porque ha conseguido vomitar fuera de la furgoneta de su padre. Mañana volverá sobre sus pasos, en el trabajo contará cómo echaron unas risas a costa de unos pardillos.

Mira la luna, pero no sabe que esta luna no volverá o que volverá cuando seamos otros. No sabe tampoco que yo estoy viendo la misma luna, que podría estar pensando en él. Y lo comprendo, es como el vuelo de una mariposa que provoca una tormenta. Cuanto más feliz soy, sé que él más sufre, que a veces, a la gente como él, la libertad de los demás los hace más víctimas, más esclavos de una vida que esta vez no sabrá cómo parar.

Sonrío. En mi corazón alegría y tristeza se baten por igual. Todo se desliza, puedo respirar profundo, notar el aire en mis pulmones, exhalar después, sentir cómo nada se queda dentro. Ya está, ya ha pasado. No me siento culpable. Hago lo que deseo.

martes, 2 de junio de 2009

Patinar


Animado por mi amiga Marta Zafrilla que ha descubierto esta fotico por el ciberespacio, -dios sabe cómo-, me atrevo aquí a mostrar una de mis últimas pasiones y a algunos de mis últimos amigos. He intentado unirlos a todos en este poema-haikú, aunque no sé si lo he logrado. Gracias perrillos. Por cierto, yo soy ese tan guapo del centro.


Ves que las cosas fluyen,
que el mundo se desliza.

Pasan los árboles, las estanciones,
la primavera es una veta de aire
frío sobre el sudor de la mañana.

Y todo es fácil: tienes
un deseo y las ganas
de conseguirlo, y eso es todo.

Y te deslizas, suavemente.

Sin resistirse a nada,
caen las flores del cerezo.