miércoles, 18 de noviembre de 2009

Regalarnos el tiempo


Mi amigo José Antonio siempre se ponía malo por estas fechas. Era una enfermedad extraña, muchos de sus síntomas coincidían con los de otras: dolor de cuerpo, leve febrícula, malestar, dolor de cabeza por las tardes. Los diagnósticos eran variados: gripe, enfriamiento, mononucleosis...
Pero la verdad la supimos después, una tarde, mientras nos tomábamos unas cervezas (que nadie se asuste, que sigue entre nosotros), era simplemente agotamiento.

Y ahí estoy, como José Antonio, agotado y deseando que llegue un puente. Menos mal que los fines de semana los dedico a la gente que quiero y eso descansa y conforta y me hace feliz. Pero hay días que las horas no dan para más y me veo cenando a las once, a las doce, a las doce y media.

Así que he decidido regalarme un poco de descanso. Empecé ayer. A las once estaba en la cama. Intenté leer, pero no pude. El amor en los tiempos del cólera. Qué hermoso. Y hoy tal vez me salte el curso, el cuarto que hago en este trimestre, y tal vez me pasee o cene contigo y luego pierda el reloj y el sinsentido del mundo medido por las horas y me quede como Marco Antonio mirando tu belleza, esa paz salvajemente felina que me emociona y me descansa.

2 comentarios:

Dyhego dijo...

Buena compañía para cenar, cacho perrete.

María dijo...

Hola Antonio.

El tiempo es algo que tenemos que administrar de forma adecuada.
Regalarnos un poco a nosotros mismos es buena idea.

Un beso.