Escribir con furia y andar. Robert Walser andaba. Dylan Thomas escribía con furia. Ni uno ni otro están vivos, pero los puedes recordar. Los puedes encontrar entre los libros de una estantería o entre las líneas de un relato. A Robert Walser que no quiso ser un héroe, un escritor mediático, a Robert Walser que andaba sobre la nieve como quien anda sobre un lienzo demudado. A Dylan Thomas, con la voz de Richard Burton en Under milk wood, a Dylan Thomas con su propia voz de energía telúrica en cualquier grabación sonora. Es fácil recordar a Dylan Thomas que murió en el Hotel Chesea. Borracho. A Robert Walser en el manicomio de Herisau. Cuerdo.
Andar y escribir con furia. Un ideario. Lo he visto con una claridad meridiana. Madrugar más, comer menos. Andar. Escribir con furia. Me levanto, me lavo la cara. Pienso en Robert Walser del que acabo de leer una reseña, pienso en Dylan Thomas, en un Dylan Thomas que se mira en mi espejo frotándose la cara, la barba áspera. DT mesándose los cabellos desordenados. DT apartándome de una forma ruda del váter, orinando, subiéndose de nuevo los pantalones. Andar. Escribir con furia.
Leo que a Richard Burton lo enterraron con un libro de Dylan Thomas, con su Collected poems, leo también que Bod Dylan tomó este nombre por Dylan Thomas y pienso también en Tom Waits, en el hotel Chesea. Leo que David Foster Wallace saca una nueva novela y tengo ganas de leer La broma infinita. Leo que Shelley murió ahogado con un libro de Keats en el bolsillo. Lo dijo Trelawny. Leo que hay fotos que documentan el último paseo de Robert Walser sobre la nieve, su cuerpo muerto sobre la nieve blanca.
Leo, escribo, ando al principio de todo, bajo el bosque lácteo de esta noche en que la luna está más cerca de todas las corduras.
Andar y escribir con furia. Un ideario. Lo he visto con una claridad meridiana. Madrugar más, comer menos. Andar. Escribir con furia. Me levanto, me lavo la cara. Pienso en Robert Walser del que acabo de leer una reseña, pienso en Dylan Thomas, en un Dylan Thomas que se mira en mi espejo frotándose la cara, la barba áspera. DT mesándose los cabellos desordenados. DT apartándome de una forma ruda del váter, orinando, subiéndose de nuevo los pantalones. Andar. Escribir con furia.
Leo que a Richard Burton lo enterraron con un libro de Dylan Thomas, con su Collected poems, leo también que Bod Dylan tomó este nombre por Dylan Thomas y pienso también en Tom Waits, en el hotel Chesea. Leo que David Foster Wallace saca una nueva novela y tengo ganas de leer La broma infinita. Leo que Shelley murió ahogado con un libro de Keats en el bolsillo. Lo dijo Trelawny. Leo que hay fotos que documentan el último paseo de Robert Walser sobre la nieve, su cuerpo muerto sobre la nieve blanca.
Leo, escribo, ando al principio de todo, bajo el bosque lácteo de esta noche en que la luna está más cerca de todas las corduras.
2 comentarios:
Siendo un antiguo alumno tuyo creo que no puedo relacionar el sujeto de Antonio Aguilar con el sustantivo furia es como hablar de la inmortalidad en un funeral, ni si quiera en lo queconcierne a tu escritura, creo que la furia empania un relato o un poema de irreflexion aunque lo banie en pasion. Lo que creo que deberia sustituir a la furia es la avidez porque esta al menos no quita racionalidad a los sentimientos.
Firma: Ismail Haddouche
¿Está usted seguro de que es Ismail Haddouche? Se lo pregunto porque al Ismail Haddouche que yo conocí era un muchacho imberbe que andaba por Fuente Álamo y hoy debería ser un señor ocupado sin tiempo para andar por intenet.
Un abrazo, tienes razón con lo de la furia, dejémoslo en pasión.
!Cuánto tiempo! !Cuántos recuerdos!
Ahí va mi correo electrónico:
lanuevaresistencia@gmail.com, por si te apatece.
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