Hace unos años alguien ya me dijo que hacía mucho tiempo de todo. Veinte años ya de todo, decía ella. Yo no sabía exactamente a qué se refería. Entendía la frase pero no cierto brillo en la voz matizado por la pérdida. Y no era pérdida y no era brillo.
Hace quince años que mi libro El amor y los días se quedó finalista de los Premios Federico García Lorca. Era pobre y era universitario. Cogí un autobús para Granada por la mañana y volví por la noche en otro autobús en un viaje interminable con una parada igualmente infinita en Vélez Rubio o Vélez Blanco - a veces pienso que he perdido el autobús y que sigo allí, en aquella barra de bar metálica, mirando el suelo y viendo pasar las cucarachas. De esa imagen surgió un cuento de navidad varios años después-.
Más allá de esa parada de intendencia, lo recuerdo todo como algo especial que en el memoria confundo con los exámenes de la universidad y con unos jovencísimos José Óscar López, Diego Sánchez, María Luisa Castellón y Lola Llamas (que también hace quince años de todo ya para ellos). Son como imágenes que van enlazadas a este recuerdo, con un pespunte al aire pero que persiste después de los años. Allí conocí a Luis Muñoz, que formaba parte del jurado y que luego me publicó unos poemas en la revista Hélice, y por otro lado a Carlos Pardo, que por entonces estaba en Granada, Andrés Neuman, con el que coincidí después en Madrid en la Residencia de estudiantes donde estábamos hospedados para la presentación de la antología de Josep M. Rodríguez Yo es otro y luego, con Marga Blanco, a la que siempre tendré un cariño especial pese al tiempo y a la distancia, y que invité junto a Milena Rodríguez para participar en el Encuentro de revistas de creación en el ámbito universitario y que coordiné en la Universidad de Murcia junto a Isabelle García Molina, varios años después. Tengo fotos de una noche de fiesta en Granada, pero ahora que lo recuerdo es de después, de cuando presenté en el Madraza El otoño encarnado, En la foto aparecen Luis Muñoz, Carlos Pardo, Marga Blanco, Diego y María Luisa y mis amigos de Granada Paco y Juan Carlos. De Murcia no tengo fotos, una pena que entonces no existiesen, porque hubo un tiempo en el que no existieron, las cámaras digitales, de haber existido aparecerían Antonio Rodríguez -que acaba de publicar libro en pre-textos-, Pedro Gascón (Revista La isla desnuda de Albacete), Josep M. Rodríguez (Némesis de Lérida), Milena, Marga (Letra Clara de Granada) Cristina Morano, Andrés García Cerdán, Joaquín Baños (Thader de Murcia), Isabelle y Mamen Piqueras (Dáctilo de Murcia), entre otros.
Un año después se presentó el libro, también el 6 de junio pero esta vez de 1998, coincidiendo con el centenario de Federico García Lorca, pero esa ya es otra historia.
3 comentarios:
Hola Antonio! El título de la entrada me ha evocado el curso de creación literaria que impartiste en el Centro Cultural del Carmen. Y la foto que nos sacó Pedro, él tirado en el suelo, para que resultase más original. Fue en el 99. Han pasado 13 años y parece que fue ayer. Y como colofón de curso recibimos la vista(ya que alguien se encargó de contactar con él sin que tu supieses nada) del poeta Juan Luis López Precioso. El tiempo pasa, pero nosotros seguimos aquí para contarlo. Un saludo.
Pues sí que sí, cómo pasa el tiempo, Jesús, aquel fue un curso muy especial con gente muy especial. Di, hace tiempo, cursos de Escritura Creativa durante años, pero aquel fue especial, porque aún siendo gente muy dispar coincidimos en algo, en unas ganas irrefrenables de pasarlo bien con la literatura y un deseo de hacerla un vehículo de conocimiento entre nosotros.
Me sabía poemas de memoria de "El otoño encarnado de Yves de la Roca".
El momento de espera en Vélez-Rubio está muy bien descrito.
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