lunes, 29 de febrero de 2016

Poesía popular


Le escuché al maestro José Agustín Goytisolo la última vez que vino a Murcia, apenas unos meses antes de su muerte, mientras leía sus poemas bajo la luz de un flexo que iluminaba el humo de un cigarrillo que se consumía en un cenicero que le traje dios sabe desde donde, que para él una de las cosas más hermosas que podría sucederle como poeta sería que sus versos circularan de boca en boca au que no se supiera quién los hubiera escrito. Así, con esa sencillez, nos enseñaba, en el aula de Poesía de la Universidad de Murcia, una lección de humildad. Pues eso, que llevo unos días encontrando mis versos dispersos por el mundo en boca de jóvenes que los repiten, seamos modestos, no hasta la saciedad, pero sí suyos. Y me hace muy feliz. Gracias.

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