lunes, 31 de agosto de 2020

Aquí estuvo Kilroy

 



Kilroy pero en una balda de la librería de unos grandes almacenes, junto a un panel con remaches metálicos, quedaba un ejemplar. Suerte la mía que me he topado con un retazo de lo que vivió Clara Janés en Kampa y luego con esta aurora de Rafael Argullol, pero sobre todo me he visto -de hecho ahora mismo estoy viendo y seguiré en cuanto acabe con el bosquejo de estas líneas- con cómo un lector aprende con lo que lee, no para ser necesariamente mejor escritor, que es algo secundario, sino para ser mejor persona. Desde hace un tiempo he descubierto que la poesía es mi espacio de trabajo personal, mi yoga, mi saludo al sol de cada día y me emociono cuando veo que transito por un camino que otros, más sabios, ya empezaron a recorrer hace algún tiempo. Gracias,

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