martes, 6 de junio de 2023

Diario oblicuo

Me propuse escribir un poema diario durante un año. Había leído Poema de Rafael Argullol. Obviamente, yo no soy Rafael Argullol. Me sorprendió ese intento de escribir un poema diario durante cuatro años. El libro es sorprendente, cualquier poema es una iluminación.

Mi propósito era más modesto. Quería demostrarme que pese a todas las premuras de la vida cotidiana se podía escribir poesía. Decidí, además, buscar el ritmo de los poemas en otros espacios en los que aún no había transitado, dejé la métrica relegada al oído, a la intuición. Al cabo de un año me encontré con dos carpesanos -usaré este palabra en honor de mi mujer- llenos de poemas y sus versiones que fueron creciendo con el día a día. De repente descubrí, citando a la gran poeta portuguesa Ana Luísa Amaral, que todo es poetizable. Al final una cuarta parte de esos poemas configura este libro.

Creo que no he escrito un libro más personal que este Diario, que pese a todo es oblicuo, por necesidades del guion.






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