jueves, 25 de septiembre de 2008

Mirando contra la pared


Estos días estoy recordando cosas del pasado, de cuando yo era más yo o menos el yo de ahora. No se trata de una vuelta nostálgica, que, no nos engañemos, estoy muy a gusto con la persona en quién me he convertido con los años.

Me he encontrado con la página de mi blogamigo Tucumán846, y he leído una de sus entradas, la del día 23 de septiembre de este año. Quizás haya sido eso y la necesidad de escribir algo o el deseo de abandonar una desidia momentánea que me tiene como a un niño castigado frente a esta pantalla, paralizado, esperando respuesta. Al leerla he recodado un ejercicio que proponía en mis talleres de creación literaria del centro cultural de El Carmen.

Recuerdo una tarde lluviosa, como ésta, una tarde de invierno en la que el cielo reparte las últimas migajas de su limosna en forma de oscuridad. Nos levantamos y miramos por las ventanas. Teníamos que estar en silencio, teníamos que ver, mirar con la conciencia de que el mundo estaba allí afuera, frente a nosotros. Luego en silencio volvimos a nuestros puestos en la mesa y empezamos a escribir, yo también. Jesús Bastida escribió un poema precioso sobre la vida que supo ver en el bloque de enfrente, supo encontrar las fisuras de esa limosna de la noche, supo sacar partido al momento.

Mirando contra la pared el mundo parece un castigo, pero no siempre.

Así que entorno los ojos y supero este muro de imágenes e información. Me voy al buscador, miro la cartelera y elijo un pase y una película -otra clase de muro que no es un castigo-.

Me pongo la chaqueta y echo a andar. Adiós.

3 comentarios:

Dyhego dijo...

Aunque suene a tópico, las tardes acuosas predisponen a estados alterados de conciencia restrospectiva. Que nos ponemos melancólicos (foñocos, en la huerta). Yo me he bajado a la ciudad y me he comprado dos libros: "Rescate por un perro" de la inigualable Patricia Higsmith. y "Poesía francesa contemporánea" de Lionel Ray (bilingüe). Había un tercero al que le he echado el ojo, pero me ha dado vergüenza comprarlo.
Mirando la foto de la chica semisdesnuda me pregunto; cuando uno se semisdesnuda en la casa, sin que haya nadie, ¿paa quién lo hace? Esa chica busca la llegada sorpresiva del amante. Se erotiza ella misma sabiéndose casi desnuda. ¿Se ha levantado? ¿Va a acostarse? Preguntas, siempre andamos haciéndonos preguntas.

Anónimo dijo...

Serrat lo expresó muy bien:
"Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados,
sobre los campos, llueve."

Antonio Aguilar dijo...

Los lugares comunes se convierten en lugares comunes por algo. Por cierto, que el otro día, hará un mes pusieron en la tele la película hispanoargentina Los lugares comunes, que a mí me gusta mucho. Me hizo replantearme algunas cosas sobre la vida que llevamos y la que quisiéramos llevar. A mí la lluvia me recuerda otro lugar común, no sé por qué, pero siempre me imagino pequeño, en clase, mientras el profesor recita el poema de Antonio Machado y pone en un viejo tocadiscos a Serrat cantando al poema. Esto, aunque suene a ensoñación, sucedía de forma habitual en Sanje, donde yo estudiaba de pequeño. Cúantos recuerdos.