lunes, 7 de junio de 2010

de como terminan las cosas


Si esta fuera la primera clase, esa clase titubeante en la que los dos, tú y yo nos guardamos las distancias como dos boxeadores expertos, noqueados en infinidad de ocasiones por estar muy cerca, tú, Juan Carlos, Ana, Álvaro, David, Verónica, tú, Marina, Diego, María José, no te creerías lo que te voy a decir.

Porque las primeras veces nunca se olvidan, las primeras veces quedan grabadas para siempre, pero eso no quiere decir que sean las mejores, simplemente son las primeras veces. La primera vez que tú, Fany, que tú, Carmen, o que tú, Silvia, te dejas embaucar por un profesor que sabe mucho o que sabe muy poco, porque está nervioso, lo ves dudar, lo notas inseguro, tú, Adrián, lo ves inseguro, porque él también sabe que es la primera vez y que la primera vez, no siendo la más importante, nunca se olvida, porque tú, Jennifer, Andrea, Ana, Juan, eres único y que es por eso por lo que esta escena es la primera vez que se da, la de dos boxeadores que se toman la distancia o la de dos amantes que se miden con los ojos abiertos para no soñar más de lo justo. Y aunque no es la primera vez que entro a clase a principio de curso, y aunque no es la primera vez que pienso “estos son, estos son los que van a acabar con mi santa paciencia”, sí es la primera vez que estás tú, Juan Manuel, que estás tú, José Ángel, tú, Alejandro, que estás tú, Jesús.

Por eso he tenido que esperarme hasta la última clase, por eso, para que tú que ahora te vas a andar por la vida entiendas que lo que te voy a decir a ti, a ti también Lorena, es verdad, que ésta es tu verdad en la que yo participo, aunque sea un poco. Porque yo hoy sólo quiero darte las gracias de corazón, gracias porque tú, Mari Loli, tú, Helena, no eres la que me ha hecho perder la santa paciencia, porque entre tú y yo, entre nosotros, no ha habido golpes, ni medias distancias traicioneras, tan sólo la distancia justa, la que se puede franquear con este abrazo.

7 comentarios:

Álvaro dijo...

Da igual los años de docencia que uno lleve en el cuerpo, cuando terminan las cosas se sigue siendo un primerizo, con el mismo encogimiento de estómago y los mismos miedos tamizados de esperanza.

Dyhego dijo...

Antonio:
Me fui imposible ir a escucharte. Me tocó estar de taxista. Otra vez será.
salu2.

Anónimo dijo...

Aprovecho la visitica para desearte feliz día y devolverte los recuerdos que ya me han dado!
=)

Acantilados de papel dijo...

El viernes subimos tu poema "Idus de marzo" a nuestro blog, que, como recordarás, fue publicado en el número 2 de Ágora, papeles de arte gramático.
Ágora

Misy-Neko dijo...

Creo que casi nadie de la clase trata esto de los blogs así que yo por mi parte y creo que de parte de todos me gustaría decirte lo que creo que todos queremos decir:
GRACIAS...
porque tú, nos has enseñado a aprender, nos has eseñado a confiar en nostros mismos, nos has enseñado que una sonrisa al inicio de la clase te ayuda a afrontarla con otra perspectiva y nos has enseñado que nosotros somos nosotros, con nuestros más y con nuestros menos, con nuestras particularidades y con nuestras tonterías, cada uno es único pero todos hemos formado parte de un algo en el que tú has sido una de las piezas clave...
Resumiendo, GRACIAS por formar parte de nosotros...

Antonio Aguilar dijo...

Querida Misy_Neko, tú y yo ya nos conocemos un rato y sabes que me gustan estas zalamerías. Yo he disfrutado y creo que de eso se trata. Los predicativos no son tan importantes, el demostrarnos que somos capaces de divertirnos con ellos y con lo que sea, que somos capaces de aprovechar el meollo de la vida, sí que me parece importante. Gracias a todos, una vez más. Y vayamos preparando las pilas, que en septiembre sale otro tren.

LOLY dijo...

Cada final de curso es como el primero, nerviosismo, tristeza, despedidas -que no me gustan- y alumnos que te quieren y a quienes quieres cada año un poquito más.