Querido diario, hace unos días que vengo dándole vueltas a un hecho extraordinario que me sucedió. Como siempre, en clase hice preguntas por todo, de todo, y para todos. Al final de la hora el maestro no sabía ya qué responder cuando yo le decía: “¿Y el calamar, por qué se fríe? ¿Por qué hace frío cuando no hace calor? ¿A dónde van los que no vienen? ¿Por qué dos más dos no son cinco? ¿Y la raíz cuadrada, qué es la raíz cuadrada?”... Se acercó hacia mí. Y con una goma enorme empezó a borrarme del mapa, primero la boca, después las piernas, los brazos, el tronco y al final del todo las orejas, bueno sólo una oreja. Dejó la otra sobre la mesa, con cuidado. Era lo único que quedaba de mí. Y entonces dijo: “así me gustan los alumnos, bien atentos a lo que digo, escuchándolo todo y, por supuesto, en silencio.”
Ahora he tenido que pedirle a mi amiga Yolanda que me dibuje un cuerpo, pero la verdad es que a ella no se le da muy bien eso de la plástica, y parezco un bicho raro, una mezcla de Lisa Simpson y Lupita de los Lunnis.
Ahora he tenido que pedirle a mi amiga Yolanda que me dibuje un cuerpo, pero la verdad es que a ella no se le da muy bien eso de la plástica, y parezco un bicho raro, una mezcla de Lisa Simpson y Lupita de los Lunnis.
5 comentarios:
Muy bueno Antoñico.
Un abrazo.
¡Pero si yo siempre te he sacado parecido con Vickie el Vikingo!
Salu2.
A mi una alumna me mató en clase preguntándome dónde nace el viento...
A mi una alumna me mató en clase preguntándome dónde nacía el viento...
Pues a veces es mejor responder con silencios, que aludan a "hay cosas que escapan a la razón humana, y eso es lo que hace que el misterio sea atractivo." Conocerlo todo genera vértigo y .... suicidio cultural, por supuesto.
Noelia I.M
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