miércoles, 29 de diciembre de 2010

Mediodía


Eran las doce del mediodía. Una multitud de manifestantes pasó frente a los grandes almacenes donde pasaba el rato ojeando las carátulas de los cedés de música clásica, más por rutina que por interés.

Quizás fue alguien o una necesidad imperiosa de que se me oyera a mí también, pero de repente una fuerza irrefrenable me impelió a salir corriendo, a mezclarme con la muchedumbre que gritaba consignas. Me abalance hacia la calle, en mi carrera tiré una columna de cedés mal apilados, en desorden sobre una estantería. Llegué hasta la puerta, pero la puerta estaba cerrada. Golpeé el cristal, intenté accionar los mandos de apertura de emergencia, pero nada. Todos los que estaban allí seguían a lo suyo. Me vi solo. Estaba solo en esa lucha que al tiempo se volvió absurda.

Cuando al fin se accionó la apertura automática de la puerta la realidad retomó un curso pausado. Salí a la calle pero ya no había rastro de los manifestantes.

2 comentarios:

Dyhego dijo...

¿No te habrás confundido con la película "La cabina"?
Salu2 indigna2

Tomás dijo...

Un "quiero y no puedo" en toda regla... Jajaja.

¡Salud y feliz año!