miércoles, 1 de agosto de 2012

Rectificable

No escribo desde hace unas semanas. Sale el sol no obstante todos los días, es una manera de ningunearme, pienso. Qué está pasando. Anoche en un gesto teatral dije, Antonio A. ya no es poeta, hace casi diez años que no publica y luego rectifiqué, y qué pasa con Dame tus manos. Qué curioso, con el cariño que he puesto en cada uno de esos poemas, así que quise rectificar la frase y decir, Antonio A. no publica desde casi diez años de forma individual y entonces pensé en esa plaquet Pequeña caja de tormentas y tuve que rectificar de nuevo. Eran demasiadas rectificaciones y la persona que descansaba a mi lado ya se había quedado dormida. A quién le iba yo a enmendar la plana, a rectificar nada a esas horas. Llamar a mis padres me parecía excesivo. El whatsaap no iba a funcionar, seguro que nadie se daría por aludido. Así que intenté conciliar el sueño y no pude, al menos durante cinco minutos. Tengo móvil nuevo y me dediqué a reordenar las aplicaciones en su pantalla inicial durante cuatro minutos y quince segundos, así que pasado ese tiempo me di cuenta de lo absurdo de todo y dejé de organizar y rectificar y disponer las cosas. Qué coño. Estiré el brazo, toqué a mi chica que al otro lado de la cama intentaba también dormir y noté su calor, notar otra cosa en estos días casi se hace imposible, también noté su paz y me quedé dormido.

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