Aunque mañana madrugo y me levanto a eso de las cinco de la mañana, no quería acostarme sin escribir algo especial en mi salón de los pasos perdidos. Llevo una semana en la que siempre me acuerdo tarde de los otros, tarde del cumpleaños de Diego -aunque intentaré apañarlo con un mensaje que aluda al ritmo de la noche- tarde del santo de Alberto, que en realidad es José Alberto, y se sirve de uno y otro nombre según sus intereses malvados, tarde en no sé qué que alguien se encargará de recordarme cuando sea ya tarde para subsanarlo.
Pero hoy no quiero llegar tarde y tal vez sería algo tarde si escribiera esto cuando volviera de viaje. Mi amiga Concha expone. Han pasado muchas cosas en estos últimos años en su vida y, por qué no, en la nuestra, en esta parte de la vida que ha sido en primera persona del plural. Y de esa parte yo me quedo, sin lugar a dudas, con aquellos recreos en los que iba a buscarme a la biblioteca.
Mi querida Concha expone. Y yo me siento muy feliz porque es una de mis heroínas junto a Ana Martínez, y me encantaría que algún día ilustrara mis poemas, los recrearan las dos, les dieran una nueva vida con piel de lienzo o plático o fibra de vidrio o yo qué sé, porque el arte cambia continuamente, se nutre de todo, de todo se vale.
Querida Concha sólo he escrito esto para recordarte que en mi corazón siempre tienes un huequecito en vecindad con el Sánchez-Carrasco, y también recordarme que aunque mi corazón es amplio y confortable, yo prefiero imaginarte en tu estudio pintando y con sus ventanas abiertas al infinito.
P.d.: Ay, perdóname por la foto, pero es que no he podido evitar la tentación. Por cierto, ya informaré del lugar y de las fechas.
Pero hoy no quiero llegar tarde y tal vez sería algo tarde si escribiera esto cuando volviera de viaje. Mi amiga Concha expone. Han pasado muchas cosas en estos últimos años en su vida y, por qué no, en la nuestra, en esta parte de la vida que ha sido en primera persona del plural. Y de esa parte yo me quedo, sin lugar a dudas, con aquellos recreos en los que iba a buscarme a la biblioteca.
Mi querida Concha expone. Y yo me siento muy feliz porque es una de mis heroínas junto a Ana Martínez, y me encantaría que algún día ilustrara mis poemas, los recrearan las dos, les dieran una nueva vida con piel de lienzo o plático o fibra de vidrio o yo qué sé, porque el arte cambia continuamente, se nutre de todo, de todo se vale.
Querida Concha sólo he escrito esto para recordarte que en mi corazón siempre tienes un huequecito en vecindad con el Sánchez-Carrasco, y también recordarme que aunque mi corazón es amplio y confortable, yo prefiero imaginarte en tu estudio pintando y con sus ventanas abiertas al infinito.
P.d.: Ay, perdóname por la foto, pero es que no he podido evitar la tentación. Por cierto, ya informaré del lugar y de las fechas.
5 comentarios:
ANTOÑICO:
Son las ocho de la mañana y Concha está a punto de llorar. La tengo a mi lado. ¿Te parece bonito? Hoy, precisamente que tiene foto de orla y no se puede permitir el lujo de llevar los ojos rojos...
Sinvergonzón....
Concha y Diego.
un¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
Desde luego cada vez que veo alguna imagen tuya en la sala del Ricardo Ortega pienso que si, cada vez que recuerdo que ya no te tengo (ni Persepolis) pienso que si, pero como dices en tu entrada parece que llegamos tarde.
La exposición de Concha nos va a traer muchos sentimientos a... ¿la cabeza? Pero sobre todo uno, el recuerdo de amigos que son GENIOS y de los cuales presumo: Antonio Aguilar, Salva Robles y Concha Martínez Barreto.
Me emociona,y mucho, saber que tengo ese sitio... Y también que mi amigo sepa entender mis ausencias... (Creo que eso forma parte de mí).
Gracias, Antonio.
Ah! La exposición se inaugura este lunes 29 de marzo, a las 20 horas.
Después de tantas horas sola en el estudio, estará bien no seguir estándolo este día.
Un saludo.
Mira que os lo pasais bien eh?
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