Quizás esto es lo más parecido al espacio y al tiempo de la felicidad. Pero te falta alguien. La gente pasa, dialoga, interceden unos por otros, a veces sin mucha fortuna y otras veces con clara maledicencia, que nos gusta. Los teléfonos móviles se llevan el primer puesto de objetos felices.
La gente también come. Es una hora propicia para la cerveza, sin ir más lejos tú estás tomando una, en ayunas. La posas sobre la mesa donde has puesto el portátil nuevo. Tantas cosas nuevas últimamente, tantas adquisiciones en los últimos días, moto, portátil, chaqueta, y por otro lado tantas pérdidas. Miras atrás y descubres qué compulsivas fueron las acciones que te llevaron a tener esos objetos, pero ahora te hacen feliz, extrañamente te siguen haciendo feliz.
Has pedido unas patatas, las rompes en la boca.
¿Y qué más?
Es la ciudad que amas, la de siempre, eso demuestra que eres un hombre fiel, que no te asusta el mismo rostro distinto de cada día, que la novedad del mundo es algo que depende de ti y no del mundo. De pronto te viene a la cabeza un poema de Cavafis, por ejemplo, y lo usas para argumentar a tu favor. Hoy nada está en tu contra. Hace sol. La gente pasa, dialoga, come, vive, tiene hijos, tal vez luego se muera. Y tú con tu disfraz de hombre te has deslizado por una fisura de la mañana. Pero te falta alguien.
La gente también come. Es una hora propicia para la cerveza, sin ir más lejos tú estás tomando una, en ayunas. La posas sobre la mesa donde has puesto el portátil nuevo. Tantas cosas nuevas últimamente, tantas adquisiciones en los últimos días, moto, portátil, chaqueta, y por otro lado tantas pérdidas. Miras atrás y descubres qué compulsivas fueron las acciones que te llevaron a tener esos objetos, pero ahora te hacen feliz, extrañamente te siguen haciendo feliz.
Has pedido unas patatas, las rompes en la boca.
¿Y qué más?
Es la ciudad que amas, la de siempre, eso demuestra que eres un hombre fiel, que no te asusta el mismo rostro distinto de cada día, que la novedad del mundo es algo que depende de ti y no del mundo. De pronto te viene a la cabeza un poema de Cavafis, por ejemplo, y lo usas para argumentar a tu favor. Hoy nada está en tu contra. Hace sol. La gente pasa, dialoga, come, vive, tiene hijos, tal vez luego se muera. Y tú con tu disfraz de hombre te has deslizado por una fisura de la mañana. Pero te falta alguien.
4 comentarios:
..no puedo cambiar el mundo, pero puedo cambiar el mundo en mí....
(Paul Hewson, 1981)
..I can´t change the world, but I can change the world in me..
(Paul Hewson, 1981)
y esa triste cervecita sin tapa, en ayunas, pobre, tan sola...
No conocía la cita de Paul Hewson, pero me ha apunto. La cerveza no es triste, al contrario, fue un momento extrañamente placentero, sin embargo eso no quita para que uno arrastre sus cositas del corazón.
Un abrazote a mis dos blog hermanos.
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