Saqué la mano por la ventana, la extendí lo más que pude. Ya no llovía, aunque eso no me habría importado. Me estiré de puntillas y al final alcancé uno de eso fragmentos del relámpago, una de esas partes pequeñas, blancas, rectangulares, que se mecía dando vaivenes a menos de un metro de la pared de mi casa.
martes, 4 de noviembre de 2008
Binomio fantástico
Había empezado a llover. Una nube gris, oscura, densa, avanzaba sobre el pueblo. Enseguida se encendieron las luces de la calle. Se hizo el silencio. Parecía que los coches habían desaparecido, que los viejecillos del parque habían desaparecido, que vosotros y que yo habíamos desaparecido. Fue un segundo. Me acerqué a la ventana para cerrar la cristalera y que no entrase el agua de la lluvia. Un segundo y se fue la luz. Dos y volvió, pero no volvió la luz de la casa sino que un terrible rayo iluminó el firmamento. ¿Que qué es el firmamento?, es la bóveda del cielo que en aquel momento fue recorrida por la claridad de un rayo, de un terrible relámpago que había caído sobre la ermita, tal vez friendo al gallo de la veleta. Cerré los ojos por el miedo, y creí oler a lo lejos el aroma de los pollos asados, pero no podía ser, porque el gallo de la veleta de la ermita del pueblo seguía allí cuando los abrí de nuevo. Pero algo más extraño llamó mi atención, el relámpago que había dibujado una línea de luz cegadora, de luz blanca, hasta caer desde la bóveda del cielo hasta el gallo de la veleta de la bóveda de la ermita del pueblo, se había deshecho en miles de fragmentos de luz, de trozos rectangulares, del tamaño de unas cuartillas, trozos blancos que caían poco a poco, o como la nieve, copo a copo, sin peso, mecidos por el viento que vino después de la luz y del ruido.
Saqué la mano por la ventana, la extendí lo más que pude. Ya no llovía, aunque eso no me habría importado. Me estiré de puntillas y al final alcancé uno de eso fragmentos del relámpago, una de esas partes pequeñas, blancas, rectangulares, que se mecía dando vaivenes a menos de un metro de la pared de mi casa. No podía creerlo, era, efectivamente, una hoja de libreta, una hoja de una libreta blanca, sin una línea, sin dos líneas, sin cuadros, sin nada, o con nada, o como quieras. Lo que estaba claro es que estaba clara, limpia, blanca. Sin embargo, en el borde aún se encontraban los flecos que le salen al papel cuando lo arrancas de la espiral de alambre, con cuidado o sin cuidado, que da igual. Así que cuando tuve entre las manos aquel papel blanco que había sido parte de la luz blanca del rayo blanquísimo que había a su vez cruzado la bóveda del cielo oscuro hasta caer sobre el gallo más oscuro de la cúpula oscurísima de la ermita del pueblo, se hizo de nuevo la luz en la casa, se encendieron las bombillas y el frigorífico empezó a hacer ese ruido que al rato ya no es ruido ni es nada. Pero además se encendió otra luz en mi cabeza, una gran luz, una gran metáfora de la luz, que despertó a mis neuronas que dormían tan plácidamente que hubiera sido un delito de haber existido un guardia en mi cabeza. Hice “zas” con los dedos y ahí estaba. Un relámpago y una libreta, dije. Si no lo veo no lo creo, y cuando me di cuenta, o sin darme cuenta, miré aquella hoja tan blanca, tan limpia, tan luminosa, tan… de libreta, y me encontré con que había terminado, así de fácil, mi binomio fantástico, que si lo piensas, que si lo pensáis, al final de cuentas y de este cuento, no es ni tan binomio ni tan fantástico.
Saqué la mano por la ventana, la extendí lo más que pude. Ya no llovía, aunque eso no me habría importado. Me estiré de puntillas y al final alcancé uno de eso fragmentos del relámpago, una de esas partes pequeñas, blancas, rectangulares, que se mecía dando vaivenes a menos de un metro de la pared de mi casa.
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9 comentarios:
¿Es quizás una invitación a que escribamos? No lo haríamos tan bien como tú, así que, haz buen acopio de esos papales volantes y ponte a la tarea que te es propia y propicia, la de escribir para los negados, para los gandules, para los lectores...
Diego M.
Toc,toc,toc.. topico mundano, que te he encontrado entre los pliegues de mi monitor, cuando no te buscaba, porque, ya ni me acordaba de tí. Pero ahora me he acordado de nuevo, y seguro que tú tambien cuando me veas. Un abrazo fuerte. http://churricos1.blogspot.com/
JODER ANTONIO ESTAS QUE TE SALES.
No me da tiempo a leer tanto bueno en tan poco tiempo.
A veces me gusta lo que escribes y otras solamente me parece sublime.
"la escritura abre y cauteriza al mismo tiempo las heridas".
Te invito a una caña si me dices de quién es la frase.
Un abrazo amigo.
Hola a todos y gracias. A los que ya visitabais la página de un amigo y a los que os agregáis de nuevo. Vaya sorpresa chirricos, yo sí que os tenía por perdidos. Os leeremos.
Diego, eres un pesao, pero un pesao simpático, además tienes la sana costumbre de ir por la calle escuchando la radio. Juanlo, pues eso, que tú sí que eres un monstruo.
envidio esa hoja que te aparece, en verdad cuando voy en los micros,a pie o con la música lo único que surge es la palabra, el bolígrafo está al final de la mochila, pero la hoja nunca aparece y se me pierden mil imágenes.
...y hoy llueve en rosario
De casual casualidad, he llegado hasta tu blog y aún no me lo creo, pero he leido este último escrito tuyo y hay que ver lo que eres capaz de recrear con las palabras, aunque sea del inicio de una tormenta, que aunque suena a cosa mala, para mi es todo un símbolo de rebelión de la naturaleza por la torpeza del ser humano, que no es (somos) capaz (capaces) de apreciar lo bello en una flor que se marchita o en un rayo de luz reflejado en la ventana, cosas mínimas pero llena de una extraordinaria y sencilla belleza... Felicidades por tu don de palabra y prometo seguir visitando tu blog de palabras perdidas...
Mi blog es modestico y mixtilíneo, pero si te acercas a él serás bien recibido.
http://marquesgeohistorico.blogspot.com/
Tu compañero José Antonio
Me siento un poco pequeño escribiendo entre tanta gente grande pero no podía no escribirte. Se me olvidó la dirección de tu blog y fijate...por el "pesado" ese que hace publicidad de su blog en horario lectivo, he vuelto hasta ti. Que sepas que hay muchos cambios en el panorama Fuentealamero, ya te contaremos, ya...
Firmado:
Juan Diego
Jean Jacques
El viejo del lazarillo
El pelirrojo
El amargao
El hedonista
....y todo lo que se te ocurra por los buenos tiempos.
PD: Muy buena la entrada, que me encantan las tormentas, es como disfrutar con la furia del cielo, como ver una pelea y esperar el golpe, el relámpago.
De nuevo gracias. José Antonio, qué alegría, yo también visité la balsa de la marrana, el puente de las lavanderas, en dirección al castillo que corona el Puerto de la Cadena. Jean Jacque tengo ganas de saber de vosotros, de mi personal liga de los hombres libro. Espero que sigáis en la brecha. Sé que hay nuevas pelirrojas en el firmamento y no digo más que luego todo se sabe.
Qué bueno!
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