lunes, 1 de febrero de 2010

Autopisa Liverpool


10 y 12 de la noche. Domingo. El avión realiza las primeras maniobras de aproximación al aeropuerto de Alicante. Origen: Liverpool. José Antonio consigue hablar en serio conmigo después de tres días. No es que yo no hable nunca en serio, al contrario, siempre lo hago, sino que de pronto el hilo sutil de los días se filtra en nuestra conversación. Dejo el libro de Manuel Vilas, Aire nuestro. El ruido del motor nos ha dejado algo sordos. Subimos la voz, pero con ese tono confidente de dos amigos que charlan de sus vidas íntimas. Sonreímos. Alberto, en la fila de al lado, donde María Jesús intenta leer y Fina sopesa los pros y los contras de seguir durmiendo, escucha con verdadera asunción del placer su ipop, sólo dios sabe qué música de qué músico alemán estará deleitando su mente de matemático humanista. Encarna hace rato que devana las páginas de una edición de bolsillo y Rocío piensa en qué hará el fin de semana que viene, cosas así que pasan por la mente en estos momentos de pasos perdidos.

La conversación se aviva pero después los dos comprendemos que ha llegado el momento de cambiar de tema. Agustín vuelve a ocupar su asiento, tiene la extraña teoría de que en los despegues y en los aterrizajes es bueno tener a alguien a tu lado, ya no sé si también sería conveniente, viendo como se acomete el aterrizaje, tener también la precaución de llevar el carnet de identidad entre los dientes.

De pronto se escucha una explosión.

6 comentarios:

Dyhego dijo...

¡Y un rosario y unas estampitas de la Virgen de la Fuensanta y una pata de conejo y una herradura...!
Salu2

Anónimo dijo...

A propósito del título de tu blog. Que siempre que lo pongo en google sale lo mismo:´¿Has estado alguna vez en el salon de los pasos perdidos?¿Te has leido "El salón de los pasos perdidos?

Responde

Sergio Pastor.

Antonio Aguilar dijo...

Hola a todos. Pues sí que sé que existe un Salón de los pasos perdidos de Andrés Trapiello, pero que este blog se llame así no es un tributo al escritor leonés. A mí me evoca esas salas de espera de las estaciones de tren donde los viajeros entretienen al tiempo, y por ende, a la propia vida que no es a su vez otra cosa que un salón de pasos perdidos. Hacia donde van, eso ya es cosa de cada uno.

Anónimo dijo...

Eso ya lo sabía que no era un tributo al escritor leonés, y también me imagino el significado real del título, aunque no con tus maravillosas palabras. Pero esa no es la pregunta que te he hecho, que no te enteras. Mi pregunta es sí has estado alguna vez en el salón de los pasos perdidos del congreso de los diputados y si te has leído el libro.

Un saludo.No te voy a decir mi nombre porque ya sabrás quien soy.

J.Antº Saura dijo...

A veces, la mayoría no hace falta hilar las palabras para una conversación interesante y buena, eso lo sabemos tanto tu como yo... Lo que pasa es que a veces también es el lugar el que te invita a dejar rodar las frases que los pensamientos ponen en la boca de cada cual... Y ahí está lo genial de una charla seria y distendida, aunque sea en un avión con los nervios de punta, por los altibajos del piloto de turno...
Muy bueno el "weekend",(mi atrevimiento con el inglés sobrepasa límites insospechados para mí)... Tanto por los lugares como por la agradable compañía, un diez y medio a la comisión de fiestas y eventos extraescolares... jejeje.

Anónimo dijo...

Por todas partes te busco sin encontrarte jamás,. y en todas partes te encuentro sólo por irte a buscar.

Que causalidad que siempre que me vicio a tu blog no publicas continuamente, y cuando me meto de tarde en tarde encuentro que has publicado un monton de entradas