martes, 27 de enero de 2009

Ahora o nunca

(Relato a lo Bukowski)

Desde que había vuelto a aquella casa me acompañaban nuevas costumbres. Después de hacer el amor dejaba que el agua de la ducha discurriese por mi cuerpo -independientemente de la estación del año- fría. Además no me enjabonaba, me agradaba volver a la cama con ese olor del sexo aún latente en los pliegues profundos de mi piel.

Me acerqué a su lado y dejé caer mi albornoz mientras ella estaba pensativa entre las mantas. Los cristales tintados coloreaban nuestra piel con tonalidades rosáceas. Ya no éramos tan jóvenes. Y cuando dije ahora, dio la impresión de que ella aún recordaba los años en los que sí lo habíamos sido.

Busqué el abrigo de su cuerpo y acurruqué la cabeza en su vientre. Toqué sus piernas y luego acaricié su pubis que aún permanecía desnudo. Recordé entonces unos versos de Bukowski, que habían estado dormidos en mi cabeza durante años y que despertaban precisamente ahora como una flor bajo la lluvia, pensé.

Teníamos dinero suficiente, vivíamos desligados de obligaciones perentorias: nada de hijos, nada de animales domésticos, sólo unas pocas plantas en este mundo. Me sentí afortunado. Y volví a decir ahora o nunca, buscando su complicidad.

5 comentarios:

Marta Zafrilla dijo...

Ese "ahora"

María dijo...

Me quedo con la frase....."Ya no eramos tan jovenes", el paso del tiempo, el tiempo que ha veces no ven nuestros ojos......

una pez payaso dijo...

¡ Fantástico!

Glup!

Anónimo dijo...

La cicatriz (un poco queloide) de la chica de la fotografía me trae tantos recuerdos...

Antonio Aguilar dijo...

Bueno, este cuento no es una cicatriz, en realidad no sé lo que es, pero canta a la vida,a esos momentos de decisión que tiene uno y que buscan la complicidad del otro. Ahora o nunca.
Me gustó la foto anónima. La cicatriz añade vida, es, pese al dolor que implica, algo hermoso.