Ginés Sánchez, Raúl González, Fina Tafalla, Antionio Aguilar y Javi Murcia en Lugarextraño hace muchos años.
Desde aquí os escribo. Es un lugar extraño -dios mío, cómo me gusta esta palabra-. No sé por donde empezar, aunque sí por donde terminar. Pero todavía es pronto. Desde Lugarextraño pienso en lo que mueve la amistad (la de tantos, pero sobre todo la de Tomás y Carmen y Alberto...) El viernes leí en Sangonera la Verde, un sitio extraño donde mis padres han puesto su primera residencia, dicen, aunque hacienda no esté de acuerdo. Un pianista-alpinista, ocho años, interpretó una pieza entre las lecturas de los poetas -que éramos numerosos, pero no tantos como en Cieza, al día siguiente-, ocho años, un metro de estatura, las piernas le colgaban del banco, pero ahí estaba, interpretando una pieza de Mozart, y claro no pude dejar de acordarme también de Charly García, que a esa edad, según dicen las crónicas, ya daba clases de piano.
El sábado nos embarcamos para Cieza, Olaya pilota la nave espacial y Ginés copilota. Es un ser extraño también, que teme que el coche tome las curvas y lo transmite, dos metros de tío, que no se curva con la carretera, que permanece recto, pese a que su poesía es flexible, como una ola entre las cañas de la orilla, expansiva, cimbreante. Curvas, rectas. De pronto el tiempo sí que toma una curva y me golpea la espalda, me dice a que no sabes quién soy, que es casi tanto como decirme a que no sabes quién eres, porque el recuerdo es parte de nosotros, pero es esa voz la que me canta una canción de entonces y me alegro de reencontrarme con Francisco León y con Juan Carlos, que se han casado, que están en Archena, que les apetecía vernos y nos vamos de tapas y de cascaruja y los ilustro sobre el lanzamiento de huesos de oliva y las marineras. Y hablo con Fina, que sí, que leímos hace muchos años en la puerta falsa los poemas de mi amigo Ives de la Roca. Y está Soren que se declara del PP... P, es decir, de Pier Paolo Pasolini. Y yo que aparezco en el cartel de la entrada como Antionio Aguilar, que me gusta, porque me recuerda a Antinoo. Y así van pasando las cosas entre otras cosas más que me callo porque son de otro sitio menos extraños, más íntimos.
Y bueno, hemos llegado al final, al final de todo esto y eso es lo que quería decir, que después del final, está también el principio, porque las cosas se curvan y los extremos se tocan como un arco que nos lanza después hacia el futuro y más allá.
1 comentario:
Hola Antonio! Me hubiese gustado asistir a la lectura, pero fue imposible. Un saludo
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