Si el blog en apariencia e incluso también en forma es de uno, deberíamos evitarnos sustos como el que me acabo de llevar. Entro en mi blog con aviesas intenciones de picar en otro blog para robar, para tomar prestado, para sorprenderme, para sonreír, para saltar de alegría y también de rabia. Que si es el blog de uno, me digo, por qué tengo yo que aguantar la jeta de ese tío en el margen derecho, donde se actualizan los blog que he seleccionado por pura afinidad o interés.
No se trata de nada en particular, también desgraciadamente, de nada particular ni privado. Pero me da rabia. Así que he cogido una pegatina de los pokemon y la he sobrepuesto sobre esa ventana. Una ventana con una persiana. Pero no puedo dejar de pensar que debajo de esa pegatina está esa jeta y que esa jeta se podría poner a hablar y entonces habría para todos, unos porque sí, porque uno es humano y se concede ciertas licencias, otros porque simplemente pasaban por allí y tuvieron la desgracia y otros porque es hermoso creerse más, más como única y agramatical atribución.
Si esto fuera facebook me bastaría con pulsar sobre una pestaña y decir esto no me gusta varias veces, tal vez con una pulsión nerviosa, no me gusta nada, añadiría y posiblemente alguien me censuraría, pero ya sería tarde, porque ya lo habría conseguido y me sentiría descargado de este malestar. Pero es mi blog, que cada vez lee menos gente, y no encuentro ni ese consuelo (tendré que hablar un día de estos con los de blogspot, joder, que es el blog de uno y uno debería evitarse este tipo de incidentes). Así que como, lo vuelvo a repetir, no estamos facebook, al final he decidido quitar la pegatina, quitar el gormiti o el pokemon de la pantalla, a donde por otro lado, no termina de adherirse con la suficiente eficacia, y enfrentarme a mis propios fantasmas. Al menos a este fantasma.
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