Anoche cené en casa de unos amigos. Siempre que voy a casa de mis amigos les robo algo. No soy cleptómano, al contrario, es sólo un acto de altruismo, la manera de dejarles un hueco, un vacío que tendrán que llenar. Es un juego, un aliciente, un argumento para realizar pesquisas, indagar, sospechar, también dudar. En realidad y visto de esta manera, soy un ser altruista. Al principio me llevaba libros y cd, pero eso dejó pronto de ser un reto y por el contrario terminó siendo tedioso. Ahora busco otras cosas, después de pasar por una fase de grandes robos, como aquel día en el que, en el paroxismo de mi afición, me llevé el espejo de un cuarto de baño de un piso de estudiantes.
Nadie sospecha de mí. Soy tan brutalmente normal que es difícil que alguien apoye su dedo acusador sobre mi foto. Ahora robo otras cosas más sutiles. Tengo ya una extensa colección de estas cosas, pero tú que eres mi amigo ya lo sabrás. Y perdóname si aún no te habías percatado o de haberte percatado de su falta no habías dado con el culpable. Mea culpa.
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